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La cara oculta de las noticias

El hijo de Gadafi propone negociar con los rebeldes en la zona oeste

El hijo de Gadafi propone negociar con los rebeldes en la zona oeste

Saif el Islam reconoce que el Gobierno tiene «un problema» puntual en dos ciudades y anuncia a la prensa extranjera que su intención es cerrar un acuerdo con los rebeldes.

– Para demostrar su fuerza, Muamar Gadafi aparece por primera vez ante sus seguidores en una plaza pública desde que comenzó la revuelta.

– Al menos cinco muertos durante una manifestación en Trípol

Á. DE CÓZAR / N. TESÓN | Ras el Ajdir / Shahat 25/02/2011

  • Saif el Islam Gadafi, hijo de Muamar Gadafi, ha explicado a última hora del viernes que las fuerzas leales a su padre están empezando a contenerse en el oeste del país y ha llamado a negociar con los rebeldes que controlan algunas ciudades de esta zona.
La revuelta alcanza nivel 'crítico' en Libia

AmpliarOpositores a Gadfi asisten a las oraciones del viernes en Bengasi- REUTERS           Grafico
  • El tirano dice que los opositores son jóvenes que toman alucinógenos

Ciudadanos del este reciben con gritos de «carnicero» el discurso de Gadafi

La invitación a un alto el fuego ha quedado sobre la mesa.

En una conversación en Trípoli con periodistas extranjeros invitados por el Gobierno que transcribe Reuters, el considerado sucesor del dictador ha declarado: «En Musratha, en Zauiya, tenemos un problema. Estamos tratando con terroristas (…).

El Ejército ha decidido no atacarles y darle una oportunidad a las negociaciones.

Con suerte, conseguiremos hacerlo de forma pacífica, y será mañana».

Saif ha insistido en que esos problemas se ciñen exclusivamente a las dos ciudades citadas y que en el resto del país la situación es de gran calma.

Las razones de la generosa oferta no han quedado muy claras, más aún después de que Saif el Islam asegurara que los rebeldes se están quedando sin municiones.

La información suministrada choca, además, con la recopilada hasta ahora, que habla de un importante retroceso del régimen en la zona este.

Señales confusas

Esta inesperada reacción llega solo unas horas después de que Muamar el Gadafi escenificara una muestra de fuerza al aparecer en la plaza Verde de Trípoli y ofrecer un discurso a una multitud de seguidores, a la que ha llamado «a defender Libia y sus intereses petroleros».

«Triunfaré sobre los enemigos», aseguró Gadafi en la primera aparición pública ante sus fieles desde que comenzó la revuelta -el tercer discurso esta semana-, transmitida en vivo por la televisión estatal y con la que pretende mostrar al mundo que aún cuenta con respaldo en el último reducto donde mantiene todo el poder, tras haber perdido terreno en el oeste y algunas zonas del este del país.

El discurso de Gadafi se ha producido mientras en algunos distritos de la capital libia se han registrado enfrentamientos entre manifestantes opositores y las fuerzas de seguridad que han dejado al menos cinco muertos, según testigos.

Otras estimaciones aumentan el número de víctimas considerablemente:

«Alrededor de 60 personas murieron hoy en Trípoli, lo cual ha sido confirmado por el hallazgo de los cadáveres», declaró Walid Ben Salah a través de su cuenta de Twitter, citada por la BBC.

«Vamos a responder a todo extranjero, como hemos hecho antes en el pasado», ha dicho Gadafi. «Esta es la fuerza del pueblo libio…Si quieren pelea, tendrán pelea», ha agregado Gadafi desde la plaza Verde, en el centro de Trípoli.

Miles de personas, portando pancartas y banderas de la Libia de Gadafi, alentaban al líder con gritos de apoyo. En un discurso incendiario, el líder libio ha dicho que está dispuesto a dar armas a sus seguidores para aplacar la revuelta: «Con el pueblo armado, podemos derrotar todas las agresiones.

Cuando sea necesario, abriremos todos los depósitos de armas al pueblo de Libia. Libia se convertirá en una llamarada roja», ha dicho.

Gadafi ha decidido refugiarse en Trípoli por lo que policías y soldados en gran número han bloqueado los accesos entre el aeropuerto militar de Mitiga y la capital y están haciendo requisas a los coches, según han contado testigos a Reuters.

Otros pobladores hablan de que algunas áreas de la capital libia están bajo control de los opositores.

Pero «otras áreas, principalmente las que rodean la zona de Bab al Azizia están bajo el control de los partidarios de Gadafi y de sus fuerzas de seguridad», ha dicho un residente de esta zona, que manifiesta que es «muy peligroso salir de Trípoli».

La policía ha disparado hoy contra una manifestación antigubernamental en el distrito de Janzour, en el oeste de Trípoli, causando la muerte a al menos cinco personas, según dijeron testigos a la agencia Reuters.

Mientras en el distrito de Fashlum, en el este de la capital libia, las fuerzas de seguridad han realizado disparos al aire al tiempo que opositores gritaban lemas contra el líder Muamar el Gadafi.

La situación en Trípoli es «crítica» según ha informado a través de Twitter el Movimiento Juvenil Libio.

En la capital, informa ese grupo opositor, se están registrando «disparos, lanzamiento de gases lacrimógenos y arrestos» y que la gente está fuera de sus casas en unas protestas en las que también están participando mujeres.

Según testigos consultados por EL PAÍS en Trípoli, las fuerzas de Gadafi «tiran a matar».

Hoy es día de oración en Libia y las fuerzas de seguridad han sido desplegadas en torno a las mezquitas de Trípoli para reprimir las protestas.

La cadena Al Yazira también informa de «intensos tiroteos» en el barrio de Yumhuría y en un sector de la capital donde se instala los viernes un mercado popular.

En las últimas 24 horas, la violencia se ha apoderado de las afueras de Trípoli, pero esta mañana ha llegado a distritos de la ciudad. Testigos cuentan que cerca de la mezquita de Slatnah, en Janzour, cantaban lemas como «con nuestras almas, con nuestra sangre protegeremos Bengasi».

Gadafi pierde el control de varias partes del país

Las fuerzas de seguridad libias han tratado de recuperar el control del poblado de Zauiya, a unos 50 kilómetros al oeste de la capital, pero han sido repelidos por opositores al Gobierno, según los testigos.

Esta ciudad estratégica, sede de una terminal petrolera en la autopista principal hacia Trípoli, se ha convertido en el centro de enfrentamientos entre fuerzas leales a Gadafi y civiles -algunos de ellos armados- que quieren la caída del líder libio tras 41 años en el poder.

Zauiya recibió ayer un duro castigo por su rebelión.

Fuerzas especiales de Gadafi y los mercenarios africanos del casco amarillo -ya célebres entre los libios por su crueldad- atacaron sin piedad a los habitantes de Zauiya, último punto en el mapa antes de llegar a Trípoli, donde se esconde Gadafi.

Algunos testigos hablaban de que los matones dispararon con ametralladoras pesadas y lanzaron granadas.

Los ataques dejaron 100 muertos, según el canal de televisión catarí Al Yazira.

Gadafi, como ha reconocido su hijo, ha perdido el control del este, una vez esfumados, detenidos o muertos los soldados y mercenarios que sembraron el terror durante días.

Los leales al tirano contraatacaron ayer en una ciudad del oeste cercana a la frontera con Túnez, y en Musratha, ciudad a un centenar de kilómetros al este de Trípoli que a última hora del jueves Reuters aseguraba que había caído del lado de los rebeldes.

La del Gobierno «es una acción desesperada», comentaban algunos rebeldes en Libia oriental, una zona liberada ya de la presencia del régimen.

Pero Gadafi -también los dictadores tunecino y egipcio se aferraban al poder antes de su fuga o dimisión- parece dispuesto a no rendirse y acumula tropas y congrega a sus matones en la capital.

Los enfrentamientos armados en el occidente del país entre los recién constituidos consejos populares y las fuerzas del coronel sirvieron ayer de preludio para lo que se aventura como el episodio final del dictador: la batalla de Trípoli.

El enfrentamiento decisivo puede comenzar hoy mismo, viernes, el día santo del Islam, la jornada en la que invariablemente la oposición egipcia golpeó con más fuerza al régimen de Hosni Mubarak. Las protestas en la capital libia a partir de esta mañana ya se han anunciado.

Los 200 kilómetros de carretera que conducen hasta Trípoli desde la frontera con Túnez siguen controlados por soldados y brigadas especiales del Gobierno libio, según los testimonios de los refugiados que salen del país por el paso fronterizo de Ras el Ajdir.

Sin embargo, varios pueblos y ciudades -entre ellas, Zuara, Sabratah y Zauiya- continúan desde el miércoles tomadas por los ciudadanos.

Un dictador encerrado en sí mismo

El dictador, cada vez más encerrado en sí mismo y en su verborrea, hizo ayer otra declaración por teléfono en la televisión pública, la tercera desde que empezaron las protestas el 15 de febrero.

Gadafi abandonó el gesto duro que había protagonizado su discurso del miércoles y lo sustituyó por uno paternalista, más conciliador, pero que rozó lo demencial.

«Son jóvenes de 17 años a los que les dan píldoras alucinógenas con las bebidas, la leche, o el Nescafé», dijo el gobernante libio refiriéndose a los ciudadanos que protagonizan la revuelta.

Gadafi llamó «hijos de Libia» a los muertos que está dejando la revolución, aseguró que Bin Laden estaba detrás de la revuelta y pidió calma.

Así despachó la semana en la que su país se ha levantado contra su tiranía. «Quien rinda las armas y muestre arrepentimiento no será perseguido legalmente.

Los comités de la revolución [uno de los baluartes del régimen] llaman a cooperar a los ciudadanos y que informen sobre aquellos que han dirigido a los jóvenes o les han dado dinero, equipos, o los han intoxicado con píldoras alucinógenas», clamó Gadafi, quien todavía habla como si los alzados fueran un grupo que obedece consignas de turbias manos negras.

El sátrapa negó que fuera posible ver en Libia lo que se ha visto en Túnez y Egipto, y apeló a su coletilla habitual de que «el poder está en manos del pueblo». «Bin Laden, ese es el enemigo que está manipulando a la gente».

En Shahat, en el este de Libia, los ciudadanos recibieron sus palabras con indignación y gritos de «carnicero» y «asesino».

Muchos de los rebeldes libios que controlan el este del país protestaban contra lo que consideran una intoxicación para confundir a los países occidentales y especialmente a Estados Unidos.

«Nosotros no somos terroristas, somos hombres que queremos libertad y una vida digna», señalaba Moafer, un ingeniero eléctrico de 24 años de Darna.

En la radio local, un grupo de hombres y algunas mujeres emiten cada día los avances de los revolucionarios en la zona.

«Hasta hace unos días todo estaba bajo el control del Estado, no podíamos hablar de democracia, ni de nada que no fuera la vieja revolución de Gadafi y de él mismo.

¿Y ahora dice que somos de Al Qaeda?

Míranos, ¿parecemos terroristas?», interpelaba el hombre.

El avance de los rebeldes

El creciente asedio a Gadafi, no obstante, no se ha completado todavía.

Según varios medios, en Sirte, ciudad natal del dictador, el Gobierno mantiene el control. Pero las cruciales instalaciones petroleras de Ras Lanuf y Marsa el Brega, en las cercanías de Bengasi, ya están en manos rebeldes.

En cualquier caso, el negocio del crudo ha comenzado a resentirse del efecto de los enfrentamientos: la extracción en el país magrebí ha descendido a menos de la mitad de los 1,6 millones de barriles diarios que bombeaba antes de la crisis, según cálculos de analistas del Barclays Capital o Goldman Sachs.

Las noticias que llegan desde Trípoli hasta la frontera siguen siendo confusas, pero todas apuntan a la creciente soledad de Gadafi, recluido en palacio. Un tunecino que llegó a Ras el Ajdir relató así la situación que se vivía en la capital:

«Hay tiroteos y muchos muertos en las calles. Gadafi ya no tiene soldados.

Los únicos que están con él son los mercenarios africanos y sus brigadas».

La bandera verde del régimen de Gadafi ondea ya solo en los lugares que sus tropas controlan, y el conflicto parece haber asumido ya irremediablemente un cariz tribal, con lealtades basadas en la procedencia regional y lazos de sangre (por ejemplo, a Gadafi le apoyan principalmente los miembros de los clanes Gadafa y Magarha, mientras que le da la espalda el resto del país, una heterodoxa mezcla social dentro de la que destaca la tribu Warfallah).

Allá donde los rebeldes han conseguido hacerse con el poder, la antigua enseña tricolor -ornada con la media luna y la estrella- ondea al viento.

El rojo, el verde y el negro son el emblema predominante en el este, casi completamente controlado por los rebeldes, a pesar de que en la región permanecen simpatizantes del régimen y la alerta no disminuye en los puestos de control de carretera.

Algunos bancos de Tobruk abrieron ayer después de que durante la madrugada llegara dinero desde Bengasi, ciudad totalmente en poder de los alzados.

«Aunque no se puedan pagar los salarios, vamos a intentar asegurar unos 200 dinares por persona para que la gente pueda seguir comprando comida», explicaba Mohamed Saleh, uno de los líderes del comité ciudadano que controla Tobruk.

Pero incluso en las zonas rebeldes, donde se intenta mantener cierto orden, sigue habiendo «elementos incontrolados», explicaba Saleh.

Tal como sucedió en Túnez durante el alzamiento, en enero, contra el dictador Zine el Abidine Ben Ali, estos comités de ciudadanos improvisan para tratar de organizar la vida cotidiana en las ciudades, aunque su principal cometido es garantizar un mínimo de seguridad en las calles.

Preocupación internacional

En el resto del mundo crece la preocupación por la deriva del conflicto.

A nadie le interesa que el país termine enredándose en una cruenta guerra civil.

Obama llamó ayer a Sarkozy y Cameron para analizar una actuación conjunta y «posibles medidas multilaterales».

Especialmente preocupada está la UE. Bruselas vivió una jornada de compás de espera en la que Hungría, como presidencia de turno, reveló que para evitar un hipotético éxodo de refugiados hacia Europa, la UE potenciará todos los medios para atender a quienes huyen a través de las fronteras con Túnez y Egipto. Para empezar, la UE habilitará centros de acogida de refugiados.

Mientras tanto, la última ocurrencia de la familia Gadafi, en este caso del hijo del tirano Saif el Islam, fue invitar a los medios de comunicación a una especie de tour, no se sabe si en avión o por tierra, para que vean por sí mismos que todas las imágenes que están llegando del conflicto son falsas.

«Que vengan, que vengan y vean que aquí no está pasando nada», dijo negando lo evidente.

Este periódico habló ayer por teléfono con un libio que se identificó como periodista y que aseguró que el Gobierno está elaborando una lista de medios para dejarles entrar en el país.

Pero el aparente aperturismo de Saif al Islam casa mal con las interferencias que padecen los satélites de la compañía Thuraya, que ayer aseguró que emprenderá acciones legales contra Libia por impedir la prestación del servicio.

Obama estudia con la UE «posibles medidas multilaterales» contra Libia

El presidente de EE UU telefonea a Cameron, Sarkozy y Berlusconi para coordinar una respuesta conjunta ante la crisis

RICARDO MARTÍNEZ DE RITUERTO | Bruselas 25/02/2011

  • Bruselas vivió ayer una jornada de compás de espera ante la crisis libia en la que Hungría, como presidencia de turno, reveló que para evitar un hipotético éxodo de refugiados hacia Europa , la UE potenciará todos los medios para atender a quienes huyen a través de las fronteras con Túnez y Egipto.

El presidente de EE UU, Barack Obama, telefoneó a su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, para analizar una respuesta conjunta.

Tras la conversación, Washington y París pidieron una nueva reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, que posiblemente se celebrará este viernes, e instaron a la «adopción rápida» de «medidas concretas» en el seno de la UE.

  • Obama habló también con los primeros ministros británico, David Cameron, e italiano, Silvio Berlusconi, para analizar el «abanico de opciones» ante la crisis libia, informa Reuters.

La oficina de Cameron añadió que ambos mandatarios han decidido «coordinarse sobre posibles medidas multilaterales» contra Libia, según France Presse.

Fuentes europeas se molestaron ayer cuando se les hizo notar que la pasividad de la Unión ante la crisis en su vecindad mediterránea solo desaparecería cuando Estados Unidos tomara iniciativas a las que poder valientemente sumarse.

Las cosas parecían moverse en esa dirección cuando trascendió que Obama iba a tratar con Sarkozy y Cameron un plan de actuación conjunta y cuando Washington anunció que propondrá la expulsión de Libia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

El Consejo se reúne hoy en Ginebra para tratar la crisis y la UE ya ha anunciado que actuará en función del resultado del debate. Catherine Ashton, la coordinadora de la Política Exterior comunitaria, tiene previsto acudir a Ginebra el lunes.

Su entorno solo anunció que se entrevistaría con Hillary Clinton, sin aportar ninguna idea o iniciativa propia.

Para explicar la pasividad y el desconocimiento de lo que pasa en Libia, una fuente comunitaria explicó que «ni la Unión tiene misión en Trípoli ni hay país de la UE que pueda hacer de líder allí».

Si Washington se moviliza, la política exterior de la UE habrá encontrado fuera el líder que no es capaz de hallar dentro.

Suiza congela los fondos de Gadafi

Lo más que hizo Bruselas por deshacerse del coronel libio fue retirar ayer la foto en la que Javier Solana le visitaba en la jaima que instaló en la capital belga en su visita de 2004.

No obstante, Suiza se adelantó ayer a los Veintisiete anunciando que congela los fondos de Gadafi.

Y poco después, Londres apuntó que su intención era hacerlo también, aunque no lo hará hasta que todos los ciudadanos británicos sean evacuados de Libia.

París y Londres han hecho manifestaciones que van más allá de la retórica de indignación moral que ha venido produciendo la Unión.

«Esta violencia constituye un crimen contra la humanidad», se escuchó en París, expresión sobre la que Ashton no se atrevió a pronunciarse. «Esperemos a ver qué dice el Consejo de Derechos Humanos», señaló su portavoz.

El primer ministro ruso, Vladímir Putin, que viajó a Bruselas acompañado de 13 ministros para reunirse con la Comisión, compartió la preocupación manifestada por el presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durão Barroso, pero alertó contra los riesgos de la injerencia. Recordó con ironía cómo los resultados pueden no ser los buscados:

«Occidente apoyó a Jomeini y ahora combate el programa nuclear de Irán. Pidió elecciones democráticas en Palestina y se encontró con Hamás, al que considera terrorista».

Su corolario: «Los pueblos tienen derecho a construir su futuro sin intervención exterior».

Los contactos de Obama sugieren una medida de fuerza sobre Libia, que en una potencial vertiente militar revoloteó ayer en Bruselas debido a que responsables comunitarios señalaron que se estaban estudiando todos los escenarios posibles de evacuación de europeos.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, subrayó que la Alianza «no tiene planes de intervención».

Cualquier acción, añadió, «debería basarse en un mandato de la ONU».

Los ministros del Interior de la UE tampoco abordaron el asunto.

Acuciados por un potencial éxodo de refugiados, el húngaro Sandor Pinter dijo que están «estudiando todas las medidas para evitarlo».

La UE se muestra incapaz de acordar sanciones contra Gadafi

Los ministros del Interior temen una oleada de inmigrantes desde el Magreb

RICARDO MARTÍNEZ DE RITUERTO – Bruselas – 24/02/2011

  • Una Unión Europea paralizada, dividida y en un estado de negación de la evidencia rayano en lo patológico fue incapaz de ponerse ayer de acuerdo en Bruselas en la adopción de sanciones contra el régimen de Muamar el Gadafi, pese a acusarle de lanzar sangrientamente al Ejército contra el pueblo.

Mientras, en Roma, los ministros del Interior de seis países mediterráneos, incluida España, alertaban de que la inestabilidad en el norte de África no solo puede provocar una oleada incontrolada de inmigrantes irregulares y solicitantes de asilo, sino crear el caldo de cultivo para que organizaciones terroristas y criminales pongan en peligro la seguridad europea.

  • El extraordinario desajuste con el que la Unión está reaccionado ante los sucesos de Túnez, Egipto y Libia quedó de manifiesto en los resultados de las dos reuniones de emergencia convocadas para debatir la crisis.

En la de los embajadores de la Unión en Bruselas se pasó de puntillas sobre la amenaza para los Veintisiete de un éxodo masivo desde el sur, que Italia estima en cientos de miles de personas. Solo se indicó que la UE está dispuesta a proporcionar ayuda humanitaria donde sea necesario.

En Roma, los ministros del Interior de Italia, Francia, España, Grecia, Chipre y Malta reclamaban, en cambio, que el desafío migratorio en el área mediterránea se convierta en un gran tema de discusión en la UE.

Con el terremoto político en la otra ribera mediterránea «se han abierto una serie de rutas alternativas que potencialmente pueden generar flujos incontrolados de inmigrantes irregulares y de solicitantes de asilo a Europa», alertan los ministros.

«Esta inestabilidad puede suponer un caldo de cultivo para las organizaciones terroristas y criminales, con el consiguiente riesgo para la seguridad interna».

Ajenos a esa potencial invasión, los embajadores del Comité Político y de Seguridad, reunidos por Catherine Ashton, la coordinadora de la política exterior comunitaria, se centraron en Libia y en qué disposiciones tomar ante la crisis.

Concluyeron horas de debate haciendo bueno el anuncio del día anterior de que la UE suspende las negociaciones para un acuerdo marco con Libia y adelantando que «está dispuesta a tomar medidas adicionales».

En la jerga diplomática, esa expresión se traduce por sanciones.

Pero ni hay lista de sanciones, ni se sabe si serán muchas o pocas, ni de qué tipo. El abanico cubre desde represalias comerciales, incluida la prohibición de ventas de armas al régimen de Gadafi, a la negación de permisos para viajar a la UE o la congelación de cuentas bancarias.

La UE se remitió a la sesión especial de mañana del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, para perfilar detalles.

«Las medidas adicionales tendrán que ver con lo que pase en los próximos días en Libia», comentó una fuente conocedora de las discusiones, que tuvo un inesperado ataque de sinceridad: «Hay límites a lo que la UE puede hacer para cambiar la marcha de los acontecimientos en el mundo».

No los podrá cambiar mientras no reconozca la dimensión del problema.

Suena incoherente y alejado de la realidad insistir en reclamar al régimen -como hicieron diversos responsables comunitarios y la propia Ashton a las 24 horas de que Gadafi prometiera morir matando, y cuando existen razonables dudas sobre la solvencia del Estado libio- que «responda a las legítimas demandas de la población, incluido el diálogo nacional».

En el comunicado de ayer ni siquiera aparece la palabra Gadafi, aunque las fuentes señalan que el líder libio es el responsable último de lo ocurrido y que a él se dirigen las condenas y llamamientos de la Unión. Si acaso ahora se nota una mayor crudeza en las palabras que lo escuchado en días pasados.

«Estas brutales violaciones masivas de los derechos humanos son inaceptables», dice Ashton, haciéndose eco de las palabras del presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso: «Es intolerable ver al Ejército usar la fuerza contra los civiles».

Bruselas no tiene cifras fiables de bajas y habla de cientos de civiles muertos.

«La UE subraya que los responsables de esta brutal agresión y violencia contra los civiles deberán responder ante la justicia», indica el comunicado de Ashton, que también exige «a las autoridades libias que garanticen la seguridad de todos los extranjeros y faciliten la salida de todos los que deseen marcharse del país».

Bruselas estima que hay entre 5.000 y 10.000 europeos buscando a la desesperada una escapatoria del infierno libio, lo que suscita la posibilidad de que puedan ser usados como rehenes por un régimen acorralado.

«Su situación preocupa, pero no se ha mencionado esa hipótesis en la reunión», comentó el testigo. Sí reconoció que la «clara voluntad de tomar medidas si hiciera falta» está supeditada a la salida previa de los europeos, para evitar precisamente represalias.

No se abordó ayer la cuestión del envío de los grupos de combate que la Unión tiene preparados para situaciones de emergencia.

De momento, la iniciativa de evacuación de los extranjeros se deja en manos de los Estados, que coordinan entre ellos sus acciones para agrupar y extraer a sus nacionales, en muchos casos todavía desperdigados por diversos puntos de Libia. Londres y La Haya han movilizado medios militares para el rescate, lo mismo que Ucrania.

Obama estudia con la UE «posibles medidas multilaterales» contra Libia

El presidente de EE UU telefonea a Cameron, Sarkozy y Berlusconi para coordinar una respuesta conjunta ante la crisis

RICARDO MARTÍNEZ DE RITUERTO | Bruselas 25/02/2011

  • Bruselas vivió ayer una jornada de compás de espera ante la crisis libia en la que Hungría, como presidencia de turno, reveló que para evitar un hipotético éxodo de refugiados hacia Europa , la UE potenciará todos los medios para atender a quienes huyen a través de las fronteras con Túnez y Egipto.

El presidente de EE UU, Barack Obama, telefoneó a su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, para analizar una respuesta conjunta.

Tras la conversación, Washington y París pidieron una nueva reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, que posiblemente se celebrará este viernes, e instaron a la «adopción rápida» de «medidas concretas» en el seno de la UE.

  • Obama habló también con los primeros ministros británico, David Cameron, e italiano, Silvio Berlusconi, para analizar el «abanico de opciones» ante la crisis libia, informa Reuters.

La oficina de Cameron añadió que ambos mandatarios han decidido «coordinarse sobre posibles medidas multilaterales» contra Libia, según France Presse.

Fuentes europeas se molestaron ayer cuando se les hizo notar que la pasividad de la Unión ante la crisis en su vecindad mediterránea solo desaparecería cuando Estados Unidos tomara iniciativas a las que poder valientemente sumarse.

Las cosas parecían moverse en esa dirección cuando trascendió que Obama iba a tratar con Sarkozy y Cameron un plan de actuación conjunta y cuando Washington anunció que propondrá la expulsión de Libia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

El Consejo se reúne hoy en Ginebra para tratar la crisis y la UE ya ha anunciado que actuará en función del resultado del debate. Catherine Ashton, la coordinadora de la Política Exterior comunitaria, tiene previsto acudir a Ginebra el lunes.

Su entorno solo anunció que se entrevistaría con Hillary Clinton, sin aportar ninguna idea o iniciativa propia.

Para explicar la pasividad y el desconocimiento de lo que pasa en Libia, una fuente comunitaria explicó que «ni la Unión tiene misión en Trípoli ni hay país de la UE que pueda hacer de líder allí».

Si Washington se moviliza, la política exterior de la UE habrá encontrado fuera el líder que no es capaz de hallar dentro.

Suiza congela los fondos de Gadafi

Lo más que hizo Bruselas por deshacerse del coronel libio fue retirar ayer la foto en la que Javier Solana le visitaba en la jaima que instaló en la capital belga en su visita de 2004. No obstante, Suiza se adelantó ayer a los Veintisiete anunciando que congela los fondos de Gadafi.

Y poco después, Londres apuntó que su intención era hacerlo también, aunque no lo hará hasta que todos los ciudadanos británicos sean evacuados de Libia.

París y Londres han hecho manifestaciones que van más allá de la retórica de indignación moral que ha venido produciendo la Unión. «Esta violencia constituye un crimen contra la humanidad», se escuchó en París, expresión sobre la que Ashton no se atrevió a pronunciarse.

«Esperemos a ver qué dice el Consejo de Derechos Humanos», señaló su portavoz.

El primer ministro ruso, Vladímir Putin, que viajó a Bruselas acompañado de 13 ministros para reunirse con la Comisión, compartió la preocupación manifestada por el presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durão Barroso, pero alertó contra los riesgos de la injerencia. Recordó con ironía cómo los resultados pueden no ser los buscados:

«Occidente apoyó a Jomeini y ahora combate el programa nuclear de Irán.

Pidió elecciones democráticas en Palestina y se encontró con Hamás, al que considera terrorista». Su corolario: «Los pueblos tienen derecho a construir su futuro sin intervención exterior».

Los contactos de Obama sugieren una medida de fuerza sobre Libia, que en una potencial vertiente militar revoloteó ayer en Bruselas debido a que responsables comunitarios señalaron que se estaban estudiando todos los escenarios posibles de evacuación de europeos.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, subrayó que la Alianza «no tiene planes de intervención». Cualquier acción, añadió, «debería basarse en un mandato de la ONU».

Los ministros del Interior de la UE tampoco abordaron el asunto. Acuciados por un potencial éxodo de refugiados, el húngaro Sandor Pinter dijo que están «estudiando todas las medidas para evitarlo».

«Libia es el país de los muertos»

Á. DE C. – Ras el Ajdir – 25/02/2011

  • 50.000 personas repelen con escopetas, armas cortas y piedras el brutal ataque de las brigadas de Gadafi en Zauiya
  • Si la revuelta triunfa, no hay una cabeza visible para tomar el liderazgo

Escondido en su casa de Zauiya, a unos 50 kilómetros de Trípoli, un joven que prefiere no dar su nombre relata por teléfono el desolador estado en el que ha quedado la ciudad tras el escarmiento.

«Ha sido horrible, un ataque rápido que ha dejado muchos muertos.

Llegaron temprano por la mañana en sus carros de combate y dispararon contra la gente en la calle», dice en inglés.

Otros testimonios, recogidos por la cadena de televisión Al Yazira, hablan sin embargo de unas cinco horas de combate con un saldo de 100 muertos y 400 heridos.

Pese al número de muertos y al varapalo recibido después de que la ciudad fuera liberada el miércoles, el joven de Zauiya dice que el ataque solo ha servido para impulsar la revolución y ayudar a sus «hermanos» de Trípoli.

«Resistiremos. El dictador caerá. No sabemos cuándo, pero lo hará. No importa a cuántos mate. Gadafi no tiene salida».

Durante la incursión de las fuerzas de Gadafi, unas 50.000 personas en Zauiya se armaron y trataron de repeler con escopetas, armas cortas y piedras el ataque de los mercenarios y las brigadas especiales del dictador.

Según el testimonio de un hispanolibio, toda la ciudad se armó, y, liderada por el batallón de un militar que ha roto con el régimen, el coronel Al Mahdi al Arbi, se enfrentó a los invasores con éxito, informa Ignacio Cembrero.

Aunque los logros de los comités revolucionarios y los militares que han decidido desertar les acerquen cada vez más a la batalla final, en la carretera que lleva a Trípoli sigue todavía el descontrol.

Ahora mismo es un camino cortocircuitado donde hay ciudades tomadas por sus habitantes, que siguen recibiendo ataques intermitentes de las fuerzas de Gadafi.

Por eso todavía resulta imposible, por ejemplo, llegar desde la frontera hasta la cercana Zuara. Los controles hacen que el trayecto que recorren los refugiados para salir del país en llamas esté lleno de percances.

Salen de las ciudades en línea recta, pero las fuerzas de Gadafi les obligan a dar un rodeo cada vez que se topan con ellas.

Al llegar, los refugiados esperan durante horas a que las autoridades tunecinas les dejen pasar tras proporcionarles salvoconductos. Miles de personas esperan su turno.

Luego, cientos de tunecinos, entre ellos muchos estudiantes, les ayudan para darles comida y subir las maletas a los autobuses que les llevarán a la ciudad más cercana, Ben Gardan. «Hemos venido para ayudar, porque son como nosotros y porque la revolución tiene que triunfar en toda África, en todo el mundo», dice un joven llamado Mahda.

La mayoría de los que llegan, sin embargo, son chinos, tunecinos y gente de otras nacionalidades que trabajan en Libia. La mayoría de los libios se han quedado para luchar.

Por ahora son 20.000 personas las que han logrado acceder a Túnez, según las autoridades del país. Si se eliminaran todos los controles que le quedan a Gadafi en la ruta a Túnez, el caos se adueñaría del país y permitiría la entrada de los cientos de periodistas que esperan para entrar e informar.

«Libia es ahora el país de los muertos», dice un tunecino llamado Ahm, que acaba de salir.

Mientras tanto, los vivos, como lo hicieron antes sus hermanos tunecinos y egipcios, siguen empecinados en lograr que su revolución acabe con el que durante años ha dictado las reglas. Si lo consiguieran, no hay una cabeza visible para tomar el liderazgo del país.

Libia es un pozo de incertidumbre. Gadafi se ha preocupado siempre de sostener su régimen con las relaciones familiares, y los militares han quedado fuera de la toma de decisiones.

No le son leales y solo obedecen a sus mandos inmediatos.

«La fractura en el Ejército nos despista», dice Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).

«No hay un Tantaui como en Egipto, una alternativa.

La posibilidad de una guerra civil es mucho mayor».

26 febrero, 2011 - Posted by | libia |

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