cibernoticias EXPRESS

La cara oculta de las noticias

LIBIA. ULTIMA HORA 12 ABRIL 2011

EN FALUYA, DIYALA Y BAGDAD

La explosión de cinco bombas en Irak provoca 19 muertos y decenas de heridos

  • FALUYA, 11 Abr. (Reuters/EP) –

La explosión de cinco bombas este lunes en las ciudades iraquíes de Faluya, Diyala y Bagdad ha provocado un total de 19 muertos y decenas de heridos, según han informado fuentes médicas y de seguridad.

El atentado más grave ha sido el registrado en la provincia de Diyala, en la que dos bombas de carretera han acabado con la vida de diez personas. En la ciudad de Faluya, la detonación de otras dos bombas ha matado a seis personas y ha dejado decenas de heridos. En la capital iraquí, Bagdad, una bomba de carretera ha acabado con la vida de tres personas.

Las dos explosiones en la provincia de Diyala se han registrado en la aldea de Jan Bani Saad, a unos 30 kilómetros al noreste de Bagdad. La primera de las deflagraciones ha acabado con la vida de seis miembros de una misma familia, mientras que la segunda ha matado a cuatro personas, según una fuente de la Policía de Diyala.

La misma fuente ha explicado que la morgue de esta localidad ha recibido los cuerpos de dos hombres, tres mujeres y un niño, fallecidos al ser alcanzados por la primera explosión cuando regresaban a su hogar en una camioneta procedentes de unos campos de labranza.

La primera explosión registrada en la ciudad de Faluya, la detonación de un coche bomba, ha acabado con la vida de dos policías que habían sido enviados para desmantelar el artefacto explosivo. La segunda deflagración, registrada poco después de la primera, ha matado a cuatro personas, según ha informado una fuente del Ministerio del Interior.

Por su parte, un oficial de Policía que ha pedido no ser identificado ha asegurado que la primera deflagración fue provocada por una bomba de carretera, seguida por la explosión de un coche bomba. «La bomba de carretera explotó en la carretera principal cerca de un mercado abarrotado. Cuando la gente se reunió para evacuar a las víctimas explotó un coche bomba que estaba cerca», ha dicho el oficial de Policía.

El portavoz del hospital de Faluya, Nadhum Hadeed, ha indicado que el centro médico ha recibido cinco cuerpos y 25 heridos y que necesita transfusiones de sangre para tratar a los heridos. Situada en la provincia occidental de Anbar, a unos 50 kilómetros al oeste de Bagdad, Faluya fue escenario de algunos de los más intensos combates durante la guerra sectaria que sufrió Iak tras la invasión estadounidense.

En la capital iraquí, Bagdad, una bomba de carretera ha matado a tres personas y ha dejado heridas a otras once en el distrito de Jisr Diyala, en el sur de la ciudad, según ha informado una fuente del Ministerio del Interior iraquí.

Libia y el mundo del petróleo
Libia es un caso diferente, un Estado rico en petróleo dirigido por un dictador brutal que, no obstante, es poco confiable: Un cliente digno de confianza sería preferible por mucho. Cuando estallaron protestas no violentas, Muammar Kadafi actuó rápidamente para aplastarlas.
Noam Chomsky | La Jornada | Hoy a las 10:35 | 394 lecturas | 1 comentario
www.kaosenlared.net/noticia/libia-y-el-mundo-del-petroleo
El mes pasado, en el tribunal internacional sobre crímenes durante la guerra civil en Sierra Leona, el juicio del ex presidente liberiano Charles Taylor llegó a su fin. El fiscal general, el profesor de derecho estadunidense David Crane, informó a The Times de Londres que el caso estaba incompleto: los fiscales pretendían encausar a Muammar Kadafi, quien, dijo Crane, era finalmente el responsable por la mutilación y/o asesinato de 1.2 millones de personas.

Pero el encausamiento no se daría. Estados Unidos, el Reino Unido y otros países intervinieron para bloquearlo. Al preguntarle por qué, Crane dijo: Bienvenido al mundo del petróleo.

Otra víctima reciente de Kadafi fue sir Howard Davies, el director de la Escuela de Economía de Londres, quien renunció después de revelaciones de los lazos de la escuela con el dictador libio.

En Cambridge, Massachusetts, el Monitor Group, una firma de consultoría fundada por profesores de Harvard, fue bien pagado por servicios tales como un libro para llevar las palabras inmortales de Kadafi al público en conversación con famosos expertos internacionales, junto con otros esfuerzos para mejorar la apreciación internacional de Libia (la de Kadafi).

El mundo del petróleo rara vez está lejos en el telón de fondo en asuntos que conciernen a esta región.

Por ejemplo, cuando las dimensiones de la derrota estadunidense en Irak ya no podía ocultarse, la retórica bonita fue desplazada por el anuncio honesto de objetivos políticos. En noviembre de 2007 la Casa Blanca emitió una declaración de principios que insistía en que Irak debe conceder acceso y privilegio indefinidos a los invasores estadunidense.

Dos meses después, el presidente George W. Bush informó al Congreso que rechazaría la legislación que limitara el emplazamiento permanente de las fuerzas armadas estadunidense en Irak o el control de Estados Unidos de los recursos petroleros de Irak; demandas que Estados Unidos tendría que abandonar poco después ante la resistencia iraquí.

El mundo del petróleo ofrece una guía útil para las reacciones occidentales ante los notables levantamientos pro democráticos en el mundo árabe. Al dictador rico en petróleo que es un cliente confiable se le da virtual rienda suelta. Hubo poca reacción cuando Arabia Saudita declaró el 5 de marzo: Las leyes y las regulaciones en el reino prohíben totalmente todo tipo de manifestaciones, marchas y plantones así como la convocatoria a los mismos ya que van contra los principios de la Shariah y las costumbres y tradiciones sauditas. El reino movilizó a enormes fuerzas de seguridad que rigurosamente aplicaron la prohibición.

En Kuwait, pequeñas manifestaciones fueron sofocadas. El puño de hierro golpeó en Bahrein después de que fuerzas militares encabezadas por Arabia Saudita intervinieron para garantizar que la monarquía sunita minoritaria no se viera amenazada por llamados a reformas democráticas.

Bahrein es sensible no sólo porque alberga a la Quinta Flota de Estados Unidos sino también porque colinda con áreas chiítas de Arabia Saudita, ubicación de la mayor parte del petróleo del reino. Resulta que los recursos energéticos primarios del mundo se localizan cerca del norte del golfo Pérsico (o golfo Arábigo, como a menudo le llaman los árabes), en gran medida chiíta, una potencial pesadilla para los planificadores occidentales.

En Egipto y Túnez, el levantamiento popular ha conseguido victorias impresionantes, pero, como informó la Fundación Carnegie, los regímenes permanecen y al parecer están decididos a frenar el ímpetu pro democrático generado hasta ahora. Un cambio en las elites gobernantes y el sistema de gobierno sigue siendo un objetivo distante; y uno que Occidente buscará mantener así.

Libia es un caso diferente, un Estado rico en petróleo dirigido por un dictador brutal que, no obstante, es poco confiable: Un cliente digno de confianza sería preferible por mucho. Cuando estallaron protestas no violentas, Muammar Kadafi actuó rápidamente para aplastarlas.

El 22 de marzo, mientras las fuerzas de Kadafi convergían en la capital rebelde de Bengasi, el principal asesor sobre Medio Oriente del presidente Barack Obama, Dennis Ross, advirtió que si había una masacre, todos nos culparían a nosotros por ello, una consecuencia inaceptable.

Y Occidente ciertamente no quería que el coronel Kadafi aumentara su poder e independencia sofocando la rebelión. Estados Unidos se unió a la autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de una zona de exclusión aérea, que sería puesta en práctica por Francia, el Reino Unido y Estados Unidos.

La intervención evitó una probable masacre pero fue interpretada por la coalición como la autorización para el apoyo directo a los rebeldes. Se impuso un cese el fuego a las fuerzas de Kadafi, pero se ayudó a los rebeldes a avanzar hacia el oeste. En poco tiempo conquistaron las principales fuentes de la producción petrolera de Libia, al menos temporalmente.

El 28 de marzo, el periódico en árabe con sede en Londres Al-Quds Al-Arabi advirtió que la intervención dejaría a Libia con dos estados, un este rico en petróleo y en manos de los rebeldes y un oeste encabezado por Kadafi y sumido en la pobreza… Dado que los pozos petroleros han sido asegurados, podríamos encontrarnos enfrentando a un nuevo emirato petrolero libio, escasamente habitado, protegido por Occidente y muy similar a los estados emiratos del golfo. O la rebelión respaldada por Occidente podría seguir adelante hasta eliminar al irritante dictador.

Se arguye comúnmente que el petróleo no puede ser un motivo para la intervención porque Occidente tiene acceso al mismo bajo el régimen de Kadafi. Cierto pero irrelevante. Lo mismo pudiera decirse sobre Irak bajo el régimen de Saddam Hussein, o Irán y Cuba actualmente.

Lo que Occidente busca es lo que Bush anunció: el control, o al menos clientes dignos de confianza y, en el caso de Libia, el acceso a enormes áreas inexploradas que se espera sean ricas en petróleo. Documentos internos británicos y estadunidense insisten en que el virus del nacionalismo es el mayor temor, ya que podría engendrar desobediencia.

La intervención está siendo realizada por las tres potencias imperiales tradicionales (aunque podríamos recordar –los libios presumiblemente lo hacen– que, después de la Primera Guerra Mundial, Italia llevó a cabo un genocidio en el este de Libia).

Las potencias occidentales están actuando en virtual aislamiento. Los estados en la región –Turquía y Egipto– no quieren participar, tampoco África. Los dictadores del golfo se sentirían felices de ver partir a Kadafi; pero, aun atiborrados de las armas avanzadas que se les ofrecen para reciclar los petrodólares y asegurar la obediencia, apenas ofrecen más que una participación simbólica. Lo mismo aplica en otros lugares: India, Brasil e incluso Alemania.

La primavera árabe tiene raíces profundas. La región ha estado en fermentación durante muchos años. La primera de la ola actual de protestas empezó el año pasado en el Sahara Occidental, la última colonia africana, invadida por Marruecos en 1975 y retenida ilegalmente desde entonces, de manera similar a Timor Oriental y los territorios ocupados por Israel.

Una protesta no violenta en noviembre pasado fue sofocada por fuerzas marroquíes. Francia intervino para bloquear una investigación del Consejo de Seguridad sobre los crímenes de su cliente.

Luego se encendió una llama en Túnez, que desde entonces se ha extendido para volverse una conflagración.

http://www.jornada.unam.mx/2011/04/10/index.php?section=opinion&article=028a1mun

¿La guerra civil en Libia, ‘abre la puerta’ a Al-Qaeda y la yihad?

A sólo un paso de Europa, el caos en Libia es la oportunidad que espera la red de Al-Qaeda, dicen expertos antiterroristas

Por Paul Cruickshank y Tim Lister
Miércoles, 23 de marzo de 2011 a las 13:46
La ciudad libia de Derna tiene una historia vasta y una ubicación impactante en el Mediterráneo; también es considerada semillero de la yihad (AFP).
La ciudad libia de Derna tiene una historia vasta y una ubicación impactante en el Mediterráneo; también es considerada semillero de la yihad (AFP).
Lo más importante
  • Un ex yihadista dice que Al-Qaeda espera sacar ventaja del caos en Libia
  • Una guerra civil prolongada en Libia pueda abrir un espacio para Al-Qaeda, dice
  • Derna, en Libia, es una ciudad considerada semillero de yihadistas
  • Libia tiene una «sociedad civil» menos desarrollada que Egipto o Túnez, tras 40 años de un mandato autoritario
  • Líderes de Al-Qaeda esperan el momento para aparecer
  • Han dicho a sus militantes: «guarden sus armas y no renuncien a ellas»

(CNN) — No hay mucho que ver en la ciudad de Derna —un montón de edificios de concreto estilo soviético ubicados en una esquina al este de Libia.Pero tiene una historia vasta —desde tiempos romanos cuando pelearon por ella y fue colonizada— y una ubicación impactante en el mar Mediterráneo. También se ha ganado una reputación como semillero de seguidores de la yihad. Y eso ha mantenido dudando a diplomáticos y analistas sobre si los disturbios en Libia puedan significar una apertura para Al-Qaeda y otros grupos similares, a sólo un paso de Europa.Derna incluso llegó a ser mencionado entre los cables diplomáticos de Estados Unidos, filtrados por Wikileaks. Un cable de 2008 describa a la ciudad como «una fuente de combatientes extranjeros libios» para Al-Qaeda en Iraq. Parte de la radicalización en nuevas generaciones se debe a altas tasas de desempleo entre jóvenes, la discriminación del régimen de Moammar Gadhafi y la influencia de yihadistas provenientes de Afganistán.»Otros factores incluyen la falta de escapes sociales para los jóvenes, y el orgullo local en la historia de Derna como un lugar que se opuso a la ocupación», decía el cable. «La mayoría de hombres vio una mezcla de noticias de Al-Jazeera, sermones religiosos y películas de acción del oeste en inglés a través de canales satelitales transmitidos desde el Golfo. El resultado fue una mezcla de violencia, conservadurismo religioso y odio por las políticas de Estados Unidos en Iraq y Palestina».

Hoy Derna se encuentra, casi toda, en manos de la oposición, y fuentes del este de Libia dicen que islamistas y otros están peleando codo a codo con un objetivo: quitar a Moammar Gadhafi. ¿Pero qué sigue después?

Gadhafi ha sido veloz en invocar el fantasma de Al-Qaeda como un beneficiario de los disturbios en Libia, llegando a afirmar que estaba drogando a jóvenes libios para oponerse a su gobierno. Este régimen también ha exhibido a un antiguo miembro del Grupo Peleador Islamista Libio quien supuestamente fue «capturado» durante una pelea en Zawiyah.

Mientras que las afirmaciones del régimen parecen extrañas, un ex líder de los yihadistas de Libia le dijo a CNN que Al-Qaeda tratará de aprovechar el caos en Libia.

«Si hay un vacío de poder en Libia habrá un mercado abierto para Al-Qaeda”, dijo Noman Benotman, un ex comandante en el Grupo Peleador Islamista Libio y una vez aliado de Osama bin Laden. El Grupo Peleador Islamista Libio luchó contra el régimen de Gadhafi en los 90, pero terminó su campaña de manera formal para derrocar al régimen libio hace dos años, y repudió a Al-Qaeda. Benotman ahora es un investigador en la Fundación Quilliam en Londres, un grupo de expertos en contra terrorismo.

Al no tener un papel en la rebelión hasta el momento, Al-Qaeda y sus afiliados tendrán que apurarse si quieren aprovechar la situación, dijo Benotman. Individuos que pudieran tener simpatía por la yihad lo están escondiendo por el bien de una meta que los une: remover a Gadhafi, dijo. Además ha habido una gran bienvenida entre los rebeldes libios de todo tipo por los ataques aéreos de Estados Unidos y la coalición para proteger a Benghazi.

Según Benotman, docenas de ex miembros del Grupo Peleador Islamista Libio han unido a los esfuerzos rebeldes para quitar a Gadhafi, pero enfatizó en que lo hicieron de manera individual, en vez de organizar operaciones en grupo.

Los movimientos de protesta en Medio Oriente —sobre todo seculares y pro democráticos— han reducido tanto el mensaje yihadista hasta la irrelevancia. Pero Benotman ve líneas paralelas potencialmente peligrosas entre Libia y sus vecinos Argelia y Afganistán.

Después del retiro soviético en 1989, el oeste dejó a Afganistán en vez de usar su «poder blando» para crear un cambio positivo, dijo. Los talibanes eventualmente llenaron el hueco. Como un joven yihadista, Benotman fue testigo de ello.

Y en Argelia, el golpe militar de 1992 le siguió a victorias electorales de partidos islamistas radicales que crearon una insurrección violenta. Más de 100,000 argelinos murieron en una batalla entre el Estado y los islamistas extremos antes de que la insurgencia decayera a mediados de los 90.

A algunos expertos antiterroristas de Occidente les tiene inquietos que una guerra civil prolongada en Libia pueda abrir un espacio para Al-Qaeda. Los gobiernos y las Organizaciones No Gubernamentales tienen que ser rápidas, dijo Benotman, en ayudar a desarrollar educación, salud e instituciones democráticas en áreas ocupadas por los rebeldes.

Libia —como Yemen— tiene una «sociedad civil» menos desarrollada que Egipto o Túnez luego de 40 años de un mandato autoritario. También se han arraigado las rivalidades tribales y una pequeña clase media. Tales condiciones fueron agravadas por la estrategia de Gadhafi de dividir y gobernar mediante un desconcertante conjunto de centros de poder.

Al Qaeda ya olió su oportunidad. Su ideólogo principal, Abu Yahya al-Libi —él mismo un libio— le dijo a los islamistas del país: «guarden sus armas y no renuncien a ellas«. En un casette liberado el 12 de marzo dijo que «expulsando a estos regímenes no es el fin para lograr un cambio».

Una semana después el líder de Al-Qaeda en el Magreb Islámico tuvo un mensaje similar.

En un audio subido a sitios web yihadistas y traducido por SITE Intelligence Group, Abu Musab Wadud le dijo a los opositores de Gadhafi: «Estaremos a su lado, Alá mediante».

Hasta ahora, esas ideas podrían ser ilusiones. El Magreb Islámico recientemente ha estado restringido a lugares remotos de Malí, Níger y Mauritania ha sufrido división de liderazgo. Wadud pudo afectar su causa al predecir que Estados Unidos y la OTAN nunca ayudaríam a los rebeldes porque era una «fuente de desastres». Pero Al-Qaeda es persistente.

Y existe una larga historia de radicalización del Islam en Libia, especialmente entre las provincias pobres e inquietas del este.

En el clímax de la insurgencia iraquí, más yihadistas per capita viajaron para unirse a Al-Qaeda en Iraq desde Libia más que de cualquier otro país. De acuerdo con documentos de Al-Qaeda, tomados por el ejército estadounidense en Iraq, en 2006 y 2007 más voluntarios  —un total de 53 —, viajaron a Iraq desde Derna más que de cualquier otra ciudad del mundo árabe. Y en los 90, el grupo de Benotman intentó establecer un refugio seguro en Derna, que fue bombardeado eventualmente en sumisión por la fuerza aérea libia.

Lo que nos trae de vuelta al cable de 2008 en el que un diplomático estadounidense que viajó a Derna, citó a un negociante local quien había «comparado a jóvenes hombres de Derna al personaje de Bruce Willis en la película de acción ‘Duro de Matar’, quien se resistió a morir de forma pasiva. Para ellos, la resistencia en contra de las fuerzas de coalición en Iraq es un acto importante de ‘yihad’ y un último acto de desafío en contra del régimen de Gadhafi».

«Es yihad. Es nuestro deber, y estás hablando con gente que no tiene mucho de qué estar orgullosa”, dijo. Puede ser que eso ya esté cambiando.

¿La primavera árabe puede ser el otoño de Al-Qaeda?

Martes, 22 de febrero de 2011 a las 13:21
 (AFP)
La crisis en los países de África del Norte sorprendió a la red Al-Qaeda (AFP)
Las protestas: un parteaguas
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Nota del editor: Paul Cruickshank es analista de terrorismo de CNN y ex alumno del Centro de Leyes y Seguridad de la Universidad de Nueva York.

(CNN) — Cuando en unos años los historiadores discutan sobre la importancia del derrocamiento del régimen de Hosni Mubarak en Egipto hace diez días, ocurriendo tras la revolución del Jazmín en Túnez del 14 de enero, lo juzgarán no sólo como un evento que destruyó y renovó el orden político árabe.

Ese cambio político será también el parteaguas en la lucha contra la amenaza global que representa Al-Qaeda.

El estancamiento político, económico y cultural del que Al-Qaeda se ha alimentado durante más de dos décadas ha sido reemplazado por el cambio más rápido que se haya visto en la región, sin duda el más promisorio de las primaveras árabes.

Aquí algunas de las razones que podrían conformar el otoño de la red terrorista:

11 Abr 2011

Libia y las petroleras.

Escrito por: loisdmuras el 11 Abr 2011 – URL Permanente

Por qué las compañías petroleras optaron por la partida de Gadafi
La razón fundamental

Le Monde Diplomatique , en español. Abril 2011

Los pocos que tuvieron que ver con el coronel Muamar Gadafi lo consideraban impredecible, inconsecuente y temperamental.
El presidente Ronald Reagan lo describió en 1986 como el “perro rabioso de Medio Oriente”, envió la Sexta Flota a bombardear su país e impuso un estricto embargo petrolero. Gadafi era un paria; sin embargo 20 años después había vuelto a colocar a Libia entre los principales exportadores de petróleo crudo del mundo, gracias sobre todo a los gigantes petroleros de EE.UU.
Evidentemente debe de haberse comportado de manera más racional en sus tratos con el sector petrolero que en otras iniciativas internas o de política exterior, tal vez porque estaba menos involucrado.
Las compañías petroleras internacionales también aprendieron cómo operar –y ganar mucho dinero– en el entorno empresarial inestable, incluso hostil, de Libia.Libia llegó a la independencia en 1951, como producto de la unión entre el languideciente imperialismo británico y una orden musulmana saharaui, la Senussi, cuyo líder se convirtió en rey de Libia. Libia había sido conocida durante mucho tiempo como el “reino vacío” y era pobre, su única exportación era chatarra recolectada en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial.Exploraciones de geólogos italianos en los años treinta, continuadas por expertos del ejército de EE.UU., sugerían que podía haber petróleo bajo ese vasto país de 1,7 millones de kilómetros cuadrados.
La Ley del Petróleo de 1955 de Libia rompió con la práctica usual en Medio Oriente de otorgar concesiones a una sola compañía, como Anglo-Iranian en Irán, Aramco en Arabia Saudí e Iraq Petroleum Company en Iraq.
En su lugar, Libia ofreció muchas concesiones, limitadas geográficamente y con una duración de hasta cinco años. Una vez que se encontró petróleo, resultó una decisión sabia.

Unas 10 compañías se sumaron a la fiebre petrolera inicial, y en 1961 se embarcó petróleo por primera vez desde la terminal en Marsa el-Brega. En menos de cinco años, la producción pasó a una cantidad sin precedentes de un millón de barriles por día, y 19 compañías operaban en el país, incluidas Exxon, Shell, BP y ENI; en 1968 llegaron a ser 39. Este nuevo modelo de explotación de petróleo llegó gradualmente a ser global.

Enfrentando entre sí a las compañías petroleras

Cuando Gadafi tomó el poder en el golpe de 1969, estaba determinado a obtener un precio mayor por su crudo. Por consejo del primer ministro del Petróleo de Arabia Saudí, Abdullah al-Tariki (el “jeque rojo” despedido por el rey Faisal por su franqueza), hizo que las compañías petroleras se enfrentaran entre ellas, colocando a la mayor, Esso, contra una pequeña independiente, Occidental. Redujo su producción diaria a la mitad para tratar de obligarlas a pagar un precio mayor a su gobierno. Esso pudo reemplazar sus pérdidas con producción en otros países, pero Occidental no tenía pozos fuera de Libia. Estaba en una posición especialmente débil, ya que las siete mayores del mundo, más la compañía estadounidense Gulf Oil, y las compañías europeas/británicas Royal Dutch Shell y BP se negaron a cederle un solo barril. “Se lo había jugado todo a una sola carta”, se mofaron los negociadores libios. La compañía aceptó el aumento de precio. Con el cierre del Canal de Suez, el cártel petrolero de Achnacarry vino después en septiembre de 1970, y de un golpe los precios y los impuestos aumentaron en un 20%.

Otros países exportadores de petróleo aprendieron la lección de que más vale tratar con varios operadores que con uno, y equilibrar a los mayores con compañías más pequeñas sin recursos alternativos. Después de eso, compañías petroleras independientes y estatales europeas irrumpieron en la escena petrolera global.

Gadafi y el Consejo Revolucionario, siguiendo el ejemplo del presidente de Egipto Gamal Abdel Nasser, estaban determinados a hacer que la nación volviera a enriquecerse. Pero también tenían que considerar precedentes negativos, como el del primer ministro iraní Mohammad Mossadeq, derrocado por la CIA en 1953 porque se había atrevido a enfrentarse a la Anglo-Iranian Oil Company; y el presidente argelino, elcoronel Houari Boumedienne, que nacionalizó los pozos petrolíferos de propiedad francesa en 1971, y sólo consiguió que le sometieran a un costoso embargo.

Las acciones de Libia tenían una base firme. Los soldados del Sha de Irán ocuparon Abu Musa y las islas Tunb en el Golfo en diciembre de 1971, justo antes de que las fuerzas británicas se retiraran de la región. Para castigar a Gran Bretaña por permitir que esto sucediera, el gobierno libio nacionalizó los activos de BP. El pretexto era frágil, pero había mucho en juego: BP poseía la mayoría del campo petrolífero Sarir, el mayor en Libia. Después de una tormentosa batalla legal, se firmo un acuerdo restaurando el control total del yacimiento a Libia. Cada confrontación terminó de la misma manera: los técnicos extranjeros fueron acosados, el trabajo en las plataformas ralentizado y la productividad reducida considerablemente. Gulf, Philips, Amoco, Texaco, Socal y otras abandonaron, indignadas, los campos petrolíferos, y Libia. La Compañía Nacional Libia de Petróleo (NOC), que había sido formada siguiendo el modelo estadounidense, no tuvo problemas en hacerse cargo, y en una década el ingreso nacional se quintuplicó, llegando a 10.000 dólares per cápita en 1979.

Comienzan los problemas

La política fue el problema. El Departamento de Estado de EE.UU. publicó su primera lista de patrocinadores estatales del terrorismo en 1979, y Libia figuraba en los primeros puestos por su apoyo a grupos radicales palestinos. Poco después EE.UU. cerró su embajada en Trípoli y prohibió a ciudadanos estadounidenses la compra de crudo libio. Entonces, en junio de 1986, todo el comercio con la Jamahiriya (el nuevo término nacional de Gadafi, de las palabras árabes para república y las masas) fue ilegalizado. Cuando tuvo lugar el atentado terrorista contra el vuelo 103 de Pan Am sobre Lockerbie el 21 de diciembre de 1988, y el vuelo francés UTA 772 fue atacado en noviembre de 1989, se impusieron sanciones internacionales a Libia que afectaron a la industria petrolera. Eso se sumó a problemas como la caída del precio global del crudo, el gasto en grandes proyectos de construcción y un cierto desorden en la economía interior. (Fue el resultado del intento de seguir las recomendaciones del Libro Verde, el largo y abstruso folleto anarco-colectivista de Gadafi, la “guía de la Revolución” que predicaba una tercera teoría universal, a mitad de camino entre el capitalismo y el marxismo.)

Incluso a pesar de que NOC encontró fácilmente nuevos mercados en Europa, Turquía y Brasil para reemplazar las ventas a EE.UU., el embargo terminó con sus planes de desarrollar la exploración petrolera, los petroquímicos y el gas natural; fueron postergados por falta de capital, tecnología, experiencia y equipamiento occidentales. Hubo redes para soslayar el embargo a través de Túnez y Egipto, pero era costoso pagar a criminales a ambos lados del Mediterráneo. Un clavo o un tornillo costaban cinco o seis veces más en Libia después de 1986. Los campos petrolíferos envejecían y era esencial que se reiniciara la exploración para que no se detuviera la producción.

El período 1991-1999 fue difícil: el crecimiento económico se redujo a sólo 0,8% al año y el ingreso per cápita cayó un 20%. También aumentó el descontento y hubo levantamientos en Libia oriental (Cirenaica) y varios intentos de derrocar el régimen. A Gadafi no le quedó otra alternativa que ceder. Entregó al Reino Unido a los agentes de inteligencia libios acusados del atentado de Lockerbie, y pagó una generosa compensación a las familias de las 270 víctimas (y un poco menos a las 170 víctimas del vuelo de UTA). Después del 11-S, Libia apoyó la “guerra contra el terror” de EE.UU. y en 2003, pocos días después de que los tanques estadounidenses entraran en Bagdad, Gadafi renunció públicamente a toda ambición de desarrollar armas nucleares.

El 13 de noviembre de 2003, se levantaron las últimas sanciones internacionales, y la industria petrolera de Libia se reanimó. Gadafi quería duplicar rápidamente la producción, a más de 3 millones de barriles diarios (igual que Irán), y convertir a Libia en un miembro influyente de OPEC, el cártel que fija los precios del petróleo. En agosto de 2004, NOC subastó 15 licencias de exploración, provocando una fiebre del petróleo.

En total 120 compañías se interesaban, incluidos varios gigantes estadounidenses y británicos del petróleo que habían abandonado Libia en 1986 sin ser nacionalizados; 11 de los 15 bloques se otorgaron a compañías estadounidenses (Occidental, Amerada Hess, ChevronTexaco). La estrategia de Gadafi fue volver a favorecer a compañías de EE.UU. sobre las europeas como Total, a pesar del hecho de que ésta había apoyado a Libia durante el período de sanciones. Las compañías petroleras internacionales estaban impacientes por entrar en Libia a pesar de que los contratos eran duros: 133 millones de dólares a pagar en la firma y un mínimo de 300 millones a gastar en exploración. A cambio, las compañías conservarían un máximo del 38,9% de la producción, con mayor tendencia a sólo un 10,8%.

¿Por qué entonces existe semejante fascinación mutua y duradera entre Libia y las compañías petroleras, grandes y pequeñas, si las condiciones en ese país son tan difíciles? El crudo de Libia es de excelente calidad, y sus campos petroleros están cerca de las refinerías europeas, entre las mayores del mundo. El petróleo libio representa actualmente cerca de un 15% del consumo de Francia, aunque menos de un 10% en la Unión Europea. Pero la principal razón es que el equilibrio de fuerzas ha cambiado. En 1960 las principales petroleras británicas y estadounidenses controlaban la mayor parte de la producción fuera del mundo comunista. Las compañías nacionales de los países productores las han reemplazado. Ahora son dueñas de sus recursos minerales y controlan el acceso, incluso aunque todavía necesitan compañías internacionales para buscar nuevos yacimientos.

La prospección del petróleo es arriesgada y costosa, necesita un inmenso capital y experticia técnica. Las compañías petroleras nacionales no tienen ni lo uno ni lo otro. La mayor parte del dinero que ganan lo gastan en otros sitios (la familia Gadafi, con seis hijos y una hija, toma más que su parte) y su esfera de actividad sigue confinada dentro de sus fronteras. Por lo tanto, a pesar de las expulsiones, la revolución y la nacionalización, la renovación de vínculos es inevitable, con o sin Gadafi.

Los rebeldes rechazan el plan de paz de la Unión Africana

Los insurrectos alegan que la propuesta «no incluye la salida de Gadafi y de sus hijos de la escena política de Libia»

AGENCIAS Bengasi 11/04/2011 17:58 Actualizado: 11/04/2011 18:29

Mustafá Abdelyalil, jefe del Consejo Nacional Transitorio. - EFE

Mustafá Abdelyalil, jefe del Consejo Nacional Transitorio. – EFE

  • Los rebeldes libios han rechazadoel plan de paz propuesto por la Unión Africana (UA). El presidente del Consejo Nacional de Transición libio (CNT), Mustafá Abdelyalil, ha afirmado que la propuesta «no incluye la salida de Gadafi y de sus hijos de la escena política de Libia y deben irse inmediatamente».

En una conferencia de prensa en un hotel de Bengasi tras reunirse con la misión de la Unión Africana (UA) para estudiar su propuesta de alto el fuego, que Gadafi habría aceptado según anuncio el presidente de Suráfrica y enviado de la organización, Jacob Zuma, Abdelyalil recalcó que no aceptarán ninguna solución que no incluya «todas las demandas básicas del pueblo libio».

El responsable de paz y seguridad de la organización panafricana, Ramtan Lamamra, explicó anteriormente que la «hoja de ruta» incluye el cese inmediato de las hostilidades, la creación de pasillos humanitarios para llevar ayuda a la población civil y el inicio de un diálogo entre las partes en conflicto.

Libertad de expresión

Fuentes de la dirección rebelde recalcaron por la tarde que una de las condiciones «sine qua non» para aceptar cualquier propuesta de paz -además de la salida de Gadafi, su familia y sus dirigentes más próximos del poder- es la de que el régimen permita la libertad de expresión en las zonas del país bajo su control.

«En Libia (Gadafi) tendrá un juicio justo, no nos vengaremos»

Los rebeldes consideran que, si se permite la expresión libre en Trípoli y en otras ciudades, miles de libios saldrán a las calles para pedir que Gadafi deje el poder, lo que aceleraría notablemente la descomposición del régimen.

Iman Bughaigis -hasta hace unos días una de las principales portavoces del Consejo Nacional Transitorio (CNT) y ahora centrada en labores de educación y preparación de cuadros rebeldes- recordó que el dictador ha propuesto ya otras veces ceses del fuego, que nunca ha respetado, e insistió en que debe retirar sus tropas del terreno y dejar de atacar ciudades como Misrata, en el oeste del país, o Brega y Ajdabiya, en el este.

«Ya sabe donde está el aeropuerto, si se queda deberá responder de sus crímenes contra la humanidad en Libia y en el extranjero», afirmó y añadió que los sublevados no se «vengarán» del coronel pero tampoco le darán inmunidad si permanece en el país. «En Libia tendrá un juicio justo, no nos vengaremos, pero además deberá responder ante la Corte Penal Internacional (CPI)», dijo.

«Occidente debe armar a los rebeldes libios»

Gilbert Achcad, experto en mundo árabe. Aboga por el final de la intervención militar en Libia

TRINIDAD DEIROS MADRID 11/04/2011 01:00 Actualizado: 11/04/2011 17:32

Achcad, en la sede de Izquierda Anticapitalista. T. d.

Achcad, en la sede de Izquierda Anticapitalista. T. d.

  • El intelectual antiimperialista libanés Gilbert Achcad (Senegal, 1951) ha denunciado la «hipocresía» que se esconde tras el objetivo, supuestamente humanitario, de la intervención occidental en Libia.

Sin embargo, este experto en mundo árabe, profesor de la reputada School of Oriental and African Studies (SOAS) de la Universidad de Londres, no se opuso al principio a los bombardeos de la coalición aliada, pues consideraba que «no había alternativa para evitar que Gadafi cometiera una carnicería». En Madrid, donde ha asistido a un acto organizado por Izquierda Anticapitalista, ha defendido que esa alternativa sí existe ahora: armar a los rebeldes.

¿Por qué cree que se deben detener los bombardeos de la OTAN en Libia?

Una vez que se ha destruido la fuerza aérea y parte de los blindados de Gadafi, la urgencia de evitar una masacre, que se planteaba cuando el régimen se disponía a tomar Bengasi, ya no existe. Por ello, creo que se debe detener la intervención militar directa. Eso sí, teniendo en cuenta la necesidad de apoyar al movimiento popular libio, considero que la demanda de que se detengan los bombardeos tiene que ir acompañada con la solicitud de que se arme a los rebeldes.

Es una opción que parece suscitar dudas éticas.

A aquellos que tienen algún problema al respecto, les recordaría que Gadafi fue armado por los países que intervienen ahora. La Unión Europea ha vendido más de mil millones de dólares en armas al régimen libio desde 2005. Son ellos quienes armaron a Gadafi y ahora es su responsabilidad dar a los sublevados los medios para defenderse de él. Desde el principio he dicho que no nos podíamos oponer a la zona de exclusión aérea porque era una reivindicación del movimiento popular; hoy, la reivindicación de ese movimiento es obtener armas para continuar luchando.

«No hay razones para desconfiar tanto del Consejo Transitorio libio»

Pero los rebeldes están a favor de los bombardeos

Piden los bombardeos precisamente porque no tienen armas. No hay más que ver las fotos: no es un Ejército, son camionetas con metralletas puestas encima, y enfrente tienen a un Ejército de verdad. Además, Gadafi creó unidades militares dirigidas por sus hijos y por miembros de su tribu; es decir, gente que tiene una lealtad personal hacia él, y además está utilizando el dinero del petróleo y concediendo primas cada vez más altas a quienes aún le apoyan.

¿Por qué entonces no se les da armas a los rebeldes?

«Los bombardeos de Gadafi a los rebeldes libios no son peores que los de Gaza»

El hecho de que ciertos gobiernos occidentales, por ejemplo el Gobierno español, se opongan a la entrega de armas es porque no confían en los sublevados. Como no saben cuál va a ser la orientación final de ese movimiento popular, no quieren entregarles armamento. Hay miedo de que esas armas acaben por caer en manos hostiles a Occidente. Sin embargo, no hay razones para desconfiar tanto. El programa del Consejo Nacional Transitorio Libio es democrático y prevé elecciones libres y respeto a los derechos humanos. Y además Occidente no tuvo el menor reparo en proporcionar armas a Gadafi, el hombre que ahora describen como un criminal y que ellos sabían muy bien que era un criminal y un terrorista. La hipocresía debería tener límites.

¿Y el supuesto objetivo humanitario de la intervención militar?

La idea de que la razón de la intervención es humanitaria no se tiene en pie. No hay más que mirar a países como Congo, donde la situación es dramática: los cálculos del número de muertos en este país desde hace cinco o seis años son espantosos, y sin embargo vemos el desinterés de las potencias occidentales. Los bombardeos de las fuerzas de Gadafi para aplastar la rebelión libia no son tampoco peores que el bombardeo del Ejército israelí sobre Gaza, en 2008 y 2009, y en Líbano en 2006. Ahí vemos el doble rasero de la comunidad internacional.

¿Cuáles son entonces las auténticas razones?

Están relacionadas con el petróleo, aunque todas las compañías petroleras occidentales están ya presentes en Libia. El motivo es que si hubiésemos visto en las televisiones del mundo entero, ya que todas estaban allí, una masacre a gran escala en Bengasi, ¿cómo hubiesen podido las capitales occidentales continuar haciendo negocios con Gadafi? Se hubiesen visto obligadas a decretar un embargo, y con la crisis económica mundial, esto era impensable para ellos. Prefirieron impedir la masacre, pero no por razones humanitarias, sino económicas.

11 abril, 2011 - Posted by | libia |

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