La catástrofe nuclear en toda su intensidad conlleva el mayor de los sufrimientos. La renuncia de un pueblo a su tierra

Todo pueblo asume sus catástrofes con la máxima entereza. Unos, tal vez, más que otros. Pero la catástrofe nuclear tiene el hándicap añadido de que si ocurre en toda su intensidad conlleva el mayor de los sufrimientos y es que un pueblo tenga que renunciar a su tierra.

Poca gente se ha atrevido a decir en alto lo que muchos piensan. Y es que si la situación de los reactores de Fukushima se dispara hasta llegar a nivel 7 habría un éxodo inevitable de los ciudadanos de Japón porque su país en un tanto por ciento muy grande sería inhabitable y sus tierras yertas. Todo quedaría contaminado por décadas.