cibernoticias EXPRESS

La cara oculta de las noticias

LIBIA. ULTIMA HORA.- 1 ABRIL 2011

En busca de una estrategia

Tres expertos esbozan posibles escenarios sobre la evolución de la operación militar contra Gadafi

ANDREA RIZZI – Madrid – 26/03/2011

  • Una semana después del arranque de la operación en Libia, la coalición internacional que la impulsa empieza por fin a clarificar la estructura de mando militar.

Ello, sin embargo, no implica que los aliados hayan alcanzado un acuerdo sobre qué hacer en Libia.

Robert E. Hunter, embajador de EE UU ante la OTAN durante la presidencia de Clinton, sintetiza así, en conversación telefónica, el dilema de fondo que sacude la coalición: «El objetivo de la resolución de la ONU es proteger a los civiles, pero el deseo de los aliados subyacente a la operación es naturalmente lograr un cambio de régimen, que Gadafi se vaya.

La vía más simple para lograrlo es que la coalición ejerza una presión suficientemente firme como para inducir al entorno de Gadafi a abandonarle.

Que entiendan que vamos en serio. El punto es entender hasta dónde están dispuestos a llegar los aliados».

    – Presión militar a ultranza.

    La lógica es clara. Una sostenida y constante campaña militar podría terminar provocando una desbandada en las filas de Gadafi.

    Esto significaría el desmoronamiento del régimen o al menos abrir la puerta a decididos avances de los rebeldes, hasta ahora parados por su escasa organización, entrenamiento y equipamiento.

    Esta es la opción que parecen preferir Francia y Reino Unido. Pero requiere muchas bombas, probablemente sangre, y presupuesto. ¿Tienen todos los demás aliados europeos el estómago para ello? «No lo tienen», responde contundente Hunter.

    – Alto el fuego y estabilización.

    Yves Boyer, director adjunto de la Fundación para la Investigación Estratégica de Francia, subraya que París tiene mucha convicción en «continuar con las operaciones de destrucción del material de artillería pesada del régimen».

    Pero si Gadafi lograra sobrevivir a las próximas semanas, sin duda se exacerbarían las contradicciones internas a la coalición. Esto también podría ocurrir caso de que Gadafi cesara realmente las agresiones, lo que restaría legitimidad a nuevos bombardeos aliados. En ambos escenarios, tomaría consistencia la opción de una estabilización.

    «El alto el fuego y la congelación de la situación es una opción que creo que no gusta a nadie, pero todos podríamos tener que acabar asumiéndola», considera Hunter.

    Sería una situación semejante a la del Kurdistán iraquí.

    En el este, la autonomía de facto de los rebeldes; en el oeste, el régimen.

    La coalición habría al menos alcanzado el objetivo de parar la violencia contra los civiles, pero la permanencia de Gadafi en Trípoli tendría un sabor extraordinariamente amargo.

    – Diálogo político.

    Neil Melvin, director del Departamento de Conflictos Armados del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, cree que hay un margen de «un par de semanas para proseguir con la actual dinámica militar».

    Después, «si el régimen no se fragmenta, crecerá la presión para dar un paso atrás y un diálogo político».

    En paralelo a la presión militar, no ha cesado la acción política.

    La coalición baraja dejar una puerta abierta para una salida de Gadafi. «Un diálogo directo con el régimen ahora es impensable.

    Pero si la situación llegara a un punto muerto, podría hacerse necesario», dice Melvin.

    El ministro de Exteriores de Italia, Franco Frattini, ya habló de «impulsar una reconciliación nacional libia».

    Rusia y Uganda consideran que el arreglo político en Libia no tiene alternativa

    Serguei Lavrov

    Serguei Lavrov

    © RIA Novosti

    20:25 31/03/2011
    Moscú, 31 de marzo, RIA Novosti.

    Rusia y Uganda consideran que no existe alternativa al arreglo político en Libia y destacan los esfuerzos mediadores de la Unión Africana en la búsqueda de una salida a la crisis en el país magrebí, comunicó hoy el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.

    «Los ministros de Exteriores de Rusia y de Uganda, Serguei Lavrov y Amama Mbabazi, coincidieron durante sus conversaciones en Moscú que el arreglo político en Libia no tiene alternativa. Las partes también destacaron los esfuerzos mediadores de la Unión Africana en la búsqueda de una salida a la crisis libia», señala el comunicado.

    Los medios de prensa comunicaron ayer que Uganda estaba dispuesta a conceder asilo político al líder libio Muamar Gadafi. Poco después esas informaciones fueron desmentidas.

    Asimismo circularon rumores de que Gadafi podía establecerse en Italia porque supuestamente había establecido estrechos vínculos con las autoridades italianas en el pasado. Sea como fuere, el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, descartó la concesión de asilo político a Gadafi en Italia.

    A mediados de febrero en Libia estallaron multitudinarias protestas contra el régimen de Gadafi que lleva más de 40 años en el poder. El líder libio ya declaró en reiteradas ocasiones que nunca abandonaría el país.

    En una conferencia internacional sobre Libia celebrada el martes en Londres, los representantes de EEUU, Reino Unido y Qatar dieron a entender que la coalición internacional no impediría a Gadafi y a los miembros de su familia abandonar el país.

    La OTAN planifica una zona de exclusión aérea de hasta tres meses

    El plan tendrá que superar las resistencias de Sarkozy y las condiciones de Turquía

    RICARDO M. DE RITUERTO – Bruselas – 26/03/2011

    • Con una planificación prevista de hasta tres meses de imposición de una exclusión aérea sobre toda Libia, la OTAN asumirá «en los próximos días todas las operaciones» militares encomendadas por Naciones Unidas para proteger a la población civil de la violencia del régimen de Muamar el Gadafi, según anunció ayer la Alianza.

    Los embajadores aliados trabajarán durante el fin de semana para concluir los detalles de la absorción de las operaciones que hasta ahora ha venido realizando la coalición internacional.

    Una fuente aliada aventuró que la transferencia podría producirse con motivo de la reunión del martes en Londres de los países que participan en la coalición junto a otros actores regionales.

    Con vistas a esa cita de ministros de Exteriores, Nicolas Sarkozy anunció ayer que prepara junto al primer ministro británico, David Cameron, «una iniciativa para mostrar que la solución no puede ser solo militar; será una solución política y diplomática».

    • «La solución de la crisis será política, no militar», dice el presidente francés

    La plena asunción de la responsabilidad militar por la Alianza fue fruto de un complicado pacto sellado en la noche del jueves entre los Gobiernos aliados y cuya consistencia todavía deberá probarse sobre el terreno. Pero el hecho es que hay acuerdo político para que la OTAN dirija toda la campaña militar en Libia.

    Los embajadores aliados intentarán durante el fin de semana cerrar flecos pendientes y cumplir los procedimientos para actuar en cuanto lo decidan las capitales.

    Entre las cuestiones que debatirán mañana por la tarde figura la aprobación de un plan para imponer la exclusión aérea «por un periodo inicial de hasta tres meses».

    La hipotética extensión de ese plazo requeriría una nueva decisión del Consejo Atlántico.

    Los 90 días son solo un supuesto teórico a efectos de preparar las contingencias necesarias, puntualizan fuentes aliadas.

    Frente a la ejecución de un embargo naval para combatir el potencial tráfico de armas hacia Libia, la imposición de una zona de exclusión aérea plantea la cuestión de los límites, caballo de batalla del pulso que han venido librando Francia y Turquía.

    Ankara se negaba a que la aviación aliada atacara objetivos terrestres, como ha venido haciendo la coalición internacional para evitar al máximo bajas civiles.

    «La zona de exclusión aérea no da derecho a bombardear objetivos en el suelo», explicaba en conferencia de prensa el coronel británico Geoffrey Booth.

    «Pero la autodefensa es un derecho básico».

    Neutralizada la aviación de Gadafi, la amenaza puede venir también de tierra, con misiles o baterías antiaéreas.

    Y Sarkozy precisa: «Exclusión aérea no es solo impedir el vuelo de aviones.

    También es destruir blindados que disparan sobre la población. Las fuerzas de la OTAN protegerán a la población civil».

    Lo que pone en alerta a Turquía, que en la OTAN podrá vetar operaciones militares que hasta ahora París ha realizado sin cortapisas. «A la Alianza le queda por pasar esa prueba», comenta un embajador aliado, en referencia a los potenciales frenos turcos.

    La OTAN ultima en estas horas la transferencia del comando y control de la exclusión aérea que viene realizando Estados Unidos desde Manheim (Alemania) para la coalición internacional a la base aliada de Esmirna (Turquía).

    El comando y control de la Operación Protector Unificado de embargo naval se ejecuta ya desde la base de la OTAN en Nápoles (Italia), que será también cuartel general del mando de toda la operación libia, dirigida por el general canadiense Charles Bouchard, actual número dos en Nápoles.

    Al potencial punto de fricción operativo que puede plantear Turquía se suma el problema de acomodo en el nuevo estado de cosas de la ambición de Sarkozy de que los representantes de los países que intervienen en la coalición internacional sigan teniendo voz sobre lo que se hace en Libia.

    Con ese objeto se convoca la reunión del martes en Londres, de la que París desearía ver salir un grupo de contacto permanente para la gestión de la crisis libia y el diseño del posgadafismo.

    Oana Lungescu, portavoz del secretario general de la Alianza, mantiene que, diga lo que diga París, «la dirección política de las operaciones es responsabilidad del Consejo Atlántico

    [la reunión de los 28 embajadores aliados] y el mando y control de las operaciones militares corresponde a la OTAN».

    Ante esa tesitura, Sarkozy responde que «las decisiones son tomadas por la coalición; la autorización de atacar la dan los países, y la OTAN discutirá los objetivos que le proponga la coalición».

    Lo que plantea la curiosa circunstancia de que un país como Catar, que está en la coalición, diría qué hacer a la OTAN, en la que se sienta una Alemania que no quiere participar en el conflicto.

    «El grupo de contacto no puede dar instrucciones a la OTAN porque la OTAN es soberana», explica un embajador. «Solo podría dar indicaciones», añade.

    Musa Kusa, el liquidador del coronel

    El ministro de Exteriores libio, que ha desertado del régimen, oculta un pasado controvertido como jefe de los servicios secretos

    FABRIZIO SÍMULA – Madrid – 31/03/2011

    • La deserción del ministro de Exteriores libio Musa Kusa del régimen de Gadafi marca un nuevo giro en la controvertida carrera del que fue durante 15 años el jefe de los servicios secretos de su país.

    Kusa llegó ayer por sorpresa a Londres desde Túnez y las autoridades británicas están tratando de averiguar si es cierto que quiere desertar. «Viajó aquí por propia voluntad.

    Él nos ha dicho que renuncia a su cargo», según el comunicado del Ministerio de Exteriores Británico.

    Sin embargo, un portavoz del gobierno libio negó que Musa haya desertado y aseguró que se encuentra en el Londres «en una misión diplomática».

    • Musa no es ningún desconocido para las autoridades del Reino Unido, donde fue enviado en 1979 como embajador de facto del régimen libio.

    Pero su misión diplomática acabó rápidamente, ya que fue expulsado al año siguiente por la polémica generada tras sus declaraciones en el diario The Times, en las que apoyaba el asesinato de disidentes libios en suelo británico y de manifestar admiración por los militantes del Ejército Republicano Irlandés (IRA).

    En aquella entrevista, Musa declaraba sin tapujos desde la embajada Libia en Londres: «el comité revolucionario decidió anoche asesinar a dos personas en el Reino Unido.Yo apruebo esa acción».

    Las autoridades británicas le dieron 48 horas para dejar el país y tuvo que volver a Libia, donde fue recibido en el círculo de los estrechos colaboradores de Gadafi.

    Cuenta Robert Joseph, alto funcionario del departamento de Estado norteamericano, que en los ambientes de los servicios de seguridad libios «se conocía a Musa Kusa con el apodo de el enviado de la muerte«, ya que se sospechaba que mandara sicarios a todo el mundo para eliminar los opositores libios en exilio.

    También se le ha acusado por ser uno de los cerebros del atentado contra un avión de pasajeros en Lockerbie, Escocia, que se cobró 270 vidas en 1988, y por su cercanía con Abdelbaset al-Megrahi, el único condenado por la justicia británica. Se le acusa de estar relacionado con otro atentado con bomba en 1989 contra un avión francés en Niger.

    La «columna vertebral del régimen»

    Según un artículo del periódico británico The Observer, un perfil confidencial preparado por la inteligencia británica en 1995 lo describió como «el jefe de los servicios de inteligencia de Libia, responsable de apoyar a organizaciones terroristas y de perpetrar actos de terrorismo patrocinados por el Estado».

    Sin embargo, nunca ha sido acusado formalmente de ningún de los ataques contra objetivos occidentales atribuidos a Libia en la década de 1980. Con los años fue matizando sus métodos y desempeñó un papel clave en la negociación de compensaciones para las familias de las víctimas de Lockerbie.

    Kusa fue viceministro de Relaciones Exteriores de 1992 a 1994, cuando asumió la jefatura del servicio de inteligencia, puesto que ocupó hasta 2009.

    Los esfuerzos de Kusa por rehabilitar la imagen de Libia en el concierto internacional parecieron dar sus frutos: estableció vínculos comerciales con compradores de petróleo en toda Europa y le abrió las puertas a Gadafi en París y Roma.

    En Libia, el nombre de Musa Kusa era hasta ayer sinónimo de lealtad al coronel y de una militancia implacable durante décadas.

    «Un hombre fuerte de los comités revolucionarios, columna vertebral del régimen libio y asesor de confianza de Muamar Gadafi» es como lo describen fuentes diplomáticas a France Presse.

    Cualquiera que sea el papel futuro de Kusa, sin duda será una valiosa fuente de información para los gobiernos occidentales sobre el régimen de Gadafi

    Londres niega a Kusa la inmunidad y el fiscal le reclama por Lockerbie

    El ministro de Exteriores británico confirma la deserción ayer de su homólogo libio.- 270 personas murieron en 1988 en un atentado contra un avión de Pan Am

    W. O. / AGENCIAS | Londres 31/03/2011

    El ministro de Exteriores de Libia

    El exministro de Exteriores libio huido a Londres, Musa Kusa, está hablando de forma voluntaria con las autoridades británicas, se encuentra en un sitio protegido y no se le ha ofrecido inmunidad, según ha informado hoy el jefe del Foreign Office, William Hague.

    «Se encuentra en un lugar seguro en Reino Unido en estos momentos y estamos discutiendo con él sus opciones y nuestras opciones para ver cómo procedemos».

    Horas después, el primer ministro David Cameron confirmaba estos datos: «A Musa Kusa no se le ha garantizado inmunidad. No hay un acuerdo de ese tipo», ha asegurado esta tarde en una rueda de prensa junto al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan.

    • Aprovechando la presencia de Kusa en Reino Unido, la fiscalía escocesa ha anunciado que quiere interrogarlo por el atentado de Lockerbie de 1988.

    «Hemos notificado al Ministerio de Asuntos Exteriores que la fiscalía y las autoridades investigadoras escocesas desean interrogar al señor Kusa en relación con el atentado con bomba de Lockerbie», ha informado la fiscalía en un comunicado.

    «La investigación sobre el atentado sigue abierta y nuestro propósito es seguir todas las pistas importantes».

    Cameron ha garantizado la disposición de su Ejecutivo para facilitar la investigación. «La policía y las autoridades de la fiscalía, que son plenamente independientes del Gobierno, deben seguir las pruebas hasta donde les lleven, y el Gobierno les ayudará en lo que pueda.

    No restringirá de ninguna manera que se sigan las pruebas y responderemos a cualquier petición que se haga», ha subrayado.

    Un total de 270 personas en su mayoría estadounidenses, murieron en 1988 después de que un avión de la compañía norteamericana Pan Am estallara en pleno vuelo cuando sobrevolaba la localidad escocesa de Lockerbie.

    Kusa pertenecía por entonces a los servicios secretos libios y participó posteriormente en las conversaciones que permitieron la excarcelación en 2009 , por «motivos humanitarios», del único condenado por el atentado de Lockerbie, el ciudadano libio Abdelbaset Alí al Megrahi.

    Para Cameron, la deserción de Kusa es una muestra de que el régimen de Gadafi se está diluyendo.

    «La decisión del exministro de Exteriores de venir a Londres para renunciar a su puesto es una decisión de alguien en lo más alto, y es una historia convincente de la desesperación y el miedo en el corazón mismo del régimen de Gadafi, que se desmorona y que está podrido».

    Libia explica la salida por «razones médicas»

    William Hague ha realizado un llamamiento a los hombres que conforman el círculo de confianza que sostiene al régimen de Gadafi para que secunden el ejemplo de Kusa, y abandonen a su suerte al líder libio.

    «Gadafi se debe de estar preguntando quién será el siguiente que le va a abandonar», ha asegurado Hague durante una rueda de prensa en Londres.

    Las autoridades del Reino Unido interrogan al ministro de Exteriores libio para que dé explicaciones sobre su deserción de las filas del régimen y, sobre todo, para recabar información que pueda ayudar a la coalición internacional en su campaña de bombardeos para asegurar una zona de exclusión en Libia, informa la BBC.

    Kusa aterrizó anoche por sorpresa en un aeropuerto londinense. A su llegada a la capital británica, el ministro de Exteriores libio, en el cargo desde 2009, había explicado que ya no estaba dispuesto a seguir respaldando a Gadafi.

    El régimen libio sostiene que Kusa recibió permiso para salir del país por razones médicas pero desde que abandonó Libia las autoridades no han tenido comunicación con él.

    «Se le dejó salir por enfermedad y cuando llegó a Túnez perdimos la comunicación con él. Entendemos que renunció a su puesto, pero se trata de una decisión personal», ha dicho un portavoz del Gobierno libio.

    Las sospechas sobre la posible deserción del ministro fueron confirmadas a última hora de ayer, cuando el Gobierno británico informaba a través de una nota de la llegada de Musa Kusa a la capital británica, donde el jefe de la diplomacia de Gadafi transmitió su deseo de dimitir. Londres atajaba así las afirmaciones del régimen de Gadafi de que el jefe de la diplomacia libia se encontraba en Reino Unido en misión oficial. «Él nos ha contado que ha dimitido de su puesto», asegura un comunicado del Foreign Office.

    «Musa Kusa es una de las figuras más importantes en el Gobierno de Gadafi y su papel era el de representar internacionalmente al régimen, algo que ya no quiere hacer.

    Animamos a todos los que están en el entorno de Gadafi a que le abandonen y se adhieran a un futuro mejor para Libia que permita la transición política y una reforma auténtica que colme las aspiraciones del pueblo libio», continuó el portavoz del Foreign Office.

    La cadena BBC añade que Kusa podría estar dando ya información a los servicios de inteligencia británicos sobre el régimen.

    Los rebeldes concentran fuerzas para defender la ciudad de Brega

    Los combates se trasladan hacia el este a la espera de que los aliados reanuden los bombardeos y frenen la contraofensiva de Gadafi

    JUAN MIGUEL MUÑOZ | Bengasi 31/03/2011

    «¡Por Dios, que haya más bombardeos hoy!», clamaba un rebelde esta mañana en Brega, la ciudad donde ahora se sitúa la línea del frente. La interrupción de los bombardeos aliados ha tenido un efecto terrible en el avance de los insurgentes.

    Si hace dos días soñaban con conquistar Sirte, la ciudad natal de Gadafi y uno de los bastiones del régimen junto a Trípoli, hoy su objetivo es resistir el contraataque de las fuerzas del dictador y evitar males mayores.

    Rebeldes libiosRebeldes libios huyen después de que las tropas de Gadafi bombardearan su posición en Al Ugaila.- MANU BRABO (EFE)
    • Los opositores, sin armamento para hacer frente a la potencia del Ejército de Gadafi, no han tenido otro remedio que replegarse en las últimas horas en estampida hacia el este.

    Ayer, en un solo día, tuvieron que huir de Bin Yauad y Ras Lanuf. Ahora defienden Brega. Y, si la perdieran, la siguiente ciudad sería Ajdabiya, el enclave inmediatamente anterior a Bengasi, el centro neurálgico de los rebeldes.

    La falta de auxilio aéreo de los aliados durante los tres últimos días les ha dejado en una situación de extrema debilidad. No han tenido otra opción que abandonar sus recientes conquistas y volver sobre sus propios pasos hacia el reducto de Bengasi.

    Pero si los aviones de la OTAN no les dan cobertura será complicado que aguanten mucho tiempo en Brega.

    Algunos milicianos han preferido, incluso, replegarse hasta Ajdabiya, a solo 160 kilómetros de Bengasi, y dar por perdida Brega, informa un periodista de Reuters que está cerca de la zona de combates.

    «Ha habido choques con las unidades de Gadafi en los alrededores de Brega al amanecer», ha asegurado un combatiente que forma parte del contingente rebelde atrincherado en la ciudad.

    Decenas de vehículos todoterreno cargados de hombres con armas automáticas se han concentrado a las puertas del enclave. «¡Por Dios, que haya más bombardeos hoy!», ha clamado un rebelde.

    Y a continuación ha lanzado un desafío, que sonaba más a deseo que a realidad: «Avanzaremos, ocurra lo que ocurra».

    Mientras en el este los rebeldes tratan de evitar más pérdida de territorio, en el oeste, en la única ciudad que dominan, Misrata, siguen sufriendo la ofensiva de Gadafi.

    Explosión

    Según las últimas informaciones de Reuters citando a fuentes de los insurgentes, ayer murieron 20 personas en esta población.

    Hoy el Ministerio de Exteriores británico ha presentado un informe sobre derechos humanos en el que detalla que, en lo que va de conflicto en Libia, han muerto unas 1.000 personas entre leales a Gadafi y opositores.

    Más allá de los bombardeos, los insurgentes llevan días pidiendo también asesoramiento y ayuda en el entrenamiento de sus tropas.

    En este sentido, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, ha afirmado que deberían ser otros países, no Estados Unidos, los que ofrezcan este tipo de asistencia.

    Sobre el posible suministro de armas, la OTAN, que ya ha asumido el mando completo de las operaciones, ha subrayado que interceptará todos los envíos de munición a los rebeldes libios, incluso si proceden de los países de la coalición.

    Sobre la intervención de la OTAN en el conflicto, The New York Times informa que la organización ha advertido a los insurgentes de que, si atentan contra la población civil, serán atacados por la coalición internacional.

    Por otra parte, la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Terrestres, Premio Nobel de la Paz en 1997 y formada por ONG de 90 países, ha denunciado el uso de minas antipersonas contra el bando rebelde. Sus técnicos descubrieron esta semana más de 50 minas antipersonales y «antivehículos» cerca de unas torres de alta tensión fuera de Ajdabiya.

    Rezo y bombardeo

    Estrategia titubeante

    Los poquísimos libios que permanecen en Bin Yauad, Es Sider, Ras Lanuf, Al Ugaila y Brega deben de estar sorprendidos, si no hastiados, por lo movedizo del frente bélico.

    En Ajdabiya, puerta de Cirenaica, cientos de familias volvían a escapar ayer, otra vez, temerosas de que los soldados o mercenarios de Gadafi regresen a las estribaciones de la ciudad, liberada el sábado pasado.

    Estas poblaciones al borde del Mediterráneo han pasado del dominio de las tropas del dictador a manos rebeldes, y viceversa, dos veces en pocas semanas. El martes, los sublevados comenzaron a huir. Ayer imprimieron gran velocidad a su fuga hacia el oriente.

    Tres días sin bombardeos aliados en el este libio han desplazado los combates con inusitada rapidez, mientras la coalición internacional titubea ante la estrategia a seguir para que el tirano abandone el país. Parecen apostar a que las sanciones económicas y sus llamamientos para que los fieles a Gadafi le traicionen surtan efecto antes que abastecer de armas a los insurgentes o lanzar ataques que puedan provocar cientos de bajas entre los uniformados leales al déspota.

    Emisarios de París y Londres han visitado Bengasi para entrevistarse con el Consejo Nacional, el Gobierno de facto de los insurrectos, coincidiendo con la expulsión de diplomáticos libios de la capital británica. Han sido congelados los fondos soberanos del país magrebí, se ha decretado un embargo de armas, y se ha prohibido viajar al extranjero a 40 miembros de la cúpula dirigente.

    Aunque no a todos, como si se deseara crear fisuras en el Ejecutivo libio. El ministro de Exteriores, Musa Kusa, anunció anoche su deserción nada más aterrizar en Londres procedente de Túnez, extremo confirmado por un portavoz del Gobierno británico. Y la algarabía atronó en Bengasi. Occidente prefiere incitar el colapso del régimen desde sus entrañas.

    Según el portavoz de los rebeldes, el coronel Ahmad Omar Bany, las tropas de Gadafi están apoyadas por entre 3.200 y 3.600 soldados de la Guardia Republicana chadiana, bajo el mando del vicedirector de la Seguridad Nacional de Chad, Isa Bahar, primo del presidente Idris Deby.

    «Es una fuerza muy preparada con armamento pesado y altamente mecanizada», ha señalado el portavoz, quien ha explicado que los milicianos rebeldes solo disponen de armas ligeras, por lo que se ha optado por una retirada «táctica» hasta trazar una mejor estrategia para hacerles frente.

    «Para hacer frente a esta fuerza, necesitamos de armas con las que se puedan destruir tanques y artillería de 155 mm», que es lo que están empleando los gadafistas, ha precisado Bany, además de entrenamiento en el uso de armas pesadas.

    Una apresurada retirada

    Anteayer, pasadas las diez de la mañana, seis kilómetros al oeste de Bin Yauad, a medio camino entre Trípoli y Bengasi, se oían cercanas fuertes explosiones.

    Las tropas de Gadafi avanzaban firmes y la desbandada de los sublevados fue masiva. Habían recorrido cientos de kilómetros desde el sábado en dirección a Sirte.

    No muy lejos de esta localidad terminó la embestida insurrecta, hasta ayer los aviones franceses y británicos se abstuvieron de bombardear a las fuerzas del autócrata. Inexpertos -la mayoría se estrena en el manejo de armas-, los alzados son un compendio de temeridad e indisciplina.

    Los hay que se acercan al campo de batalla como si la guerra fuera un pasatiempo; algunos no demuestran entusiasmo por combatir, y no falta algún imbécil que se dedica a hacer trompos con su coche. Solo pueden mirar al cielo, rogando que aparezcan los cazas franceses.

    No extraña que los civiles dejen sus ciudades como un paraje lunar. Los testimonios de secuestros o de violaciones de chicas en presencia de sus parientes se escuchan en Brega y Ajdabiya. Las potencias occidentales han causado grandes destrozos en las bases libias y a su fuerza aérea, pero muy escasas bajas.

    Sin un escarmiento contra las fuerzas terrestres, Gadafi podría resistir. París, Londres y Washington son conscientes de que varios dirigentes árabes observan con recelo la intervención, y tampoco quieren embarrarse en una tercera aventura en un Estado musulmán.

    Las misiones en Irak y Afganistán son ya suficiente carga.

    Los libios despidieron a las víctimas de los ataques aéreos de la coalición

    En Libia despidieron a las víctimas de los ataques aéreos de las fuerzas de la coalición con tiros al aire. Cerca de 30 personas murieron a raíz de los bombardeos en Trípoli el 23 y 24 de marzo. Según habitantes, entre las víctimas mortales había familias enteras.

    La OTAN investiga posibles víctimas civiles en un bombardeo en Trípoli

    Un representante del Vaticano en la capital libia denunció la muerte de 40 personas tras derrumbarse un edificio

    PÚBLICO.ES/Reuters Trípoli 31/03/2011 12:55

    Bombardeos aliados esta mañana en Trípoli. AFP

    Bombardeos aliados esta mañana en Trípoli. AFP

    La OTAN ha comenzado a investigar las denuncias sobre la posibilidad de que se hayan registrado víctimas civiles en un bombardeo sobre Trípoli la noche anterior.

    El representante del Vaticano en la capital libia, Giovanni Innocenzo Martinelli, había asegurado esta mañana tener pruebas de la muerte de 40 personas después de que se derrumbara un edificio durante los ataques aliados.

    «Estamos llevando a cabo una investigación con la cadena de mando para ver si hay algún tipo de sustancia en las informaciones, pero de momento no tenemos ningún tipo de información que lo corrobore.

    Haremos todo lo que esté en nuestra mano para ver lo que ha pasado», dijo un oficial de la OTAN citado por la agencia Reuters.

    Martinelli denunció que «los llamados bombardeos humanitarios han matado a decenas de civiles en algunos barrios de Trípoli. He reunido el testimonio de gente de confianza.

    En particular en el barrio de Buslim, donde a causa de los bombardeos, un edificio se derrumbó matando a 40 personas», dijo a la agencia católica Fides.

    Las denuncias son las primeras que realiza una persona ajena al régimen del dictador Muamar Gadafi y podrían poner en aprietos a la OTAN, que ha asumido el mando de las operaciones esta misma mañana.

    El Gobierno de EEUU cree que Gadafi acabará abandonando

    El secretario de Defensa, Robert Gates, asegura que «nadie puede predecir cuanto tiempo llevará»

    EFE Washington / París 31/03/2011 16:33 Actualizado: 31/03/2011 17:14

    El secretario de Defensa Robert Gates. AFP PHOTO / Saul LOEB

    El secretario de Defensa Robert Gates. AFP PHOTO / Saul LOEB

    El Secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, dijo hoy que el líder libio, Muamar el Gadafi,acabará abandonando el poder ante la presión que la comunidad internacional ejerce sobre él, aunque no se aventuró a decir cuándo llegará ese momento.

    «La operación militar es limitada y no incluye el cambio de régimen pero un factor que podría influir es que seguimos degradando la capacidad militar de las fuerzas libias y eso podría contribuir a que se fracture el régimen», afirmó hoy el secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates.

    Gates, que comparece en una audiencia ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, donde también reconoció que «nadie puede predecir cuanto tiempo tomará eso».

    El jefe del Pentágono recordó también que EEUU ya ha intentado impulsar antes cambios de régimen y «en algunos casos funcionó y en otros nos tomó diez años».

    Gates, que compareció en el Congreso junto con el jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, el almirante Mike Mullen, dijo que después de la Guerra del Golfo, no se siguió atacando las capacidades militares de Sadam Hussein, pero afirmó que en el caso de Libia la comunidad internacional lo seguirá haciendo, por lo que sugirió que el caso libio puede tener una salida diferente.

    Mullen coincidió en el análisis de Gates al asegurar que en la operación «Odisea del Amanecer» ha permitido «degradar seriamente la capacidad de defensa» de las fuerzas de Gadafi.

    «Tengo gran confianza en la capacidad de la OTAN para seguir degradando las defensas libias y a largo plazo obviamente hay muchas herramientas disponibles para lograr el objetivo más amplio de que (Gadafi) se marche», señaló.

    «Dirección política»

    Por su parte, Francia indicó hoy que «estudia con interés» la opción de establecer un secretariado para el grupo de contacto encargado de coordinar la dirección política de las operaciones en Libia.

    La creación de ese grupo fue acordada el pasado martes en Londres, donde se decidió concederle la labor de definir y dar una dirección política general, en coordinación con la ONU, la Unión Africana, la Liga Árabe, la Organización de la Conferencia Islámica y la UE, al esfuerzo internacional para ayudar a Libia.

    «La operación militar es limitada y no incluye el cambio de régimen»Un portavoz del Ministerio francés de Exteriores señaló que su presidencia es rotatoria y que la primera reunión del grupo tendrá lugar en las próximas semanas en Doha, pero no ofreció más detalles sobre la instalación de ese secretariado.

    Lo que sí recalcó es que «cada vez hay más defecciones» en el entorno del líder libio Muamar al Gadafi y que elabandono del ministro libio de Exteriores, Musa Kusa , «demuestra el aislamiento creciente y la pérdida de legitimidad de Gadafi».

    El ministro de Defensa galo, Gérard Longuet, destacó hoy que el Gobierno francés cree que «cada vez hay más gente que se separa de la esfera de Gadafi», pero no precisó los nombres ni el rango de quienes se alejan del dirigente.

    SEGÚN ‘THE GUARDIAN’

    Gadafi envía a un emisario a Londres para negociar con las autoridades británicas

    LONDRES, 1 Abr. (EUROPA PRESS) –

    El régimen de Muamar Gadafi ha enviado a Londres a un emisario de su confianza para mantener conversaciones secretas con autoridades británicas, según han informado fuentes conocedoras de estos encuentros al periódico ‘The Guardian’.

    El enviado en cuestión es Mohamed Ismail, uno de los principales asesores de uno de los hijos del dirigente libio, Saif al Islam. Según el rotativo británico, Ismail viajó a Londres en los últimos días.

    Su nombre figura en los cables diplomáticos filtrados por el portal Wikileaks como uno de los artífices de contratos armamentísticos firmados por Trípoli, al tiempo que también habría actuado de interlocutor en asuntos de carácter militar o político.

    Un portavoz del Ministerio de Exteriores británico no ha especificado el contenido de las conversaciones y se ha limitado a declarar que el mensaje entregado a Ismail «es que Gadafi tiene que irse» y que será juzgado por los crímenes cometidos ante el Tribunal Penal Internacional.

    Estos contactos formarían parte de los iniciados por el régimen de Gadafi en las últimas semanas y que se enmarcarían en la intención de Trípoli por buscar un fin estratégico del conflicto en que vive sumido el país magrebí desde febrero.

    A la prolongación de los enfrentamientos entre las fuerzas leales a Gadafi y los rebeldes sublevados, que controlan la zona este de Libia, se han sumado también las sucesivas deserciones en las filas del régimen. Gadafi perdió el miércoles a uno de sus principales baluartes, el ministro de Asuntos Exteriores Musa Kusa, quien precisamente se encuentra ahora en Reino Unido, en un lugar secreto que las autoridades británicas no han querido revelar.

    Kusa, antiguo responsable de la Inteligencia de Libia, y su familia aterrizaron el miércoles por la noche en el aeropuerto de Farnboroguh en un estado anímico que, según fuentes del Gobierno británico, era «delicado».

    Fuentes diplomáticas consultadas por ‘The Guardian’ han explicado que, al menos entre los hijos de Gadafi, ha crecido el interés por lograr una salida al conflicto. Sin embargo, no existen versiones oficiales a este respecto y son varias las ideas que suenan como probables en base a rumores.

    Una de ellas pasa por que el dirigente libio renuncie ‘de facto’ al poder a cambio de mantenerse de forma simbólica, mientras que se estudiaría también la creación de un Gobierno de unidad nacional que estaría encabezado por Mutasim Gadafi –hijo del mandatario– y que contaría con elementos de la oposición.

    LAS RESOLUCIONES DE LA ONU NO LO CONTEMPLAN

    Noruega se desmarca de la posible entrega de armas a los rebeldes libios

    • OSLO, 31 Mar. (Reuters/EP) –
    El Gobierno de Noruega ha manifestado este jueves su oposición a la hipotética entrega de armas a los rebeldes que combaten contra el régimen libio, encabezado por Muamar Gadafi, y ha advertido de que las resoluciones de Naciones Unidas ya aprobadas no contemplan esta posibilidad.»No contribuiremos con armas a los rebeldes», ha dicho tajante la ministra de Defensa noruega, Grete Faremo, en una entrevista a la cadena estatal NRK. En este sentido, ha recordado que el objetivo de las resoluciones del Consejo de Seguridad es «proteger a los civiles».

    Noruega sí ha contribuido, no obstante, con la operación militar emprendida por la coalición internacional sobre Libia. La semana pasada, desplazó seis cazas F-16. Aunque Oslo no retirará esta contribución, Faremo ha denunciado que los países han sobrepasado los límites aprobados por la ONU.

    La ministra ha explicado que la idea que se tiene de los grupos rebeldes aún es «confusa», lo que haría más peligroso la entrega de armas. Países como Estados Unidos, Francia y Reino Unido no han descartado este paso, aunque otros como Turquía sí han criticado cualquier iniciativa en este sentido.

    SEGÚN UN PORTAVOZ DEL GOBIERNO LIBIO

    Gadafi y sus hijos seguirán en Libia «hasta el final»

    • TRIPOLI, 31 Mar. (Reuters/EP) –

    Un portavoz del Gobierno libio ha asegurado este jueves que el dirigente Muamar Gadafi y sus hijos están en Libia y se quedarán en el país «hasta el final» para conducirlo a la victoria contra sus enemigos.

    Cuando le han preguntado si Gadafi y sus hijos siguen en Libia, el portavoz, Musa Ibrahim, ha afirmado en Trípoli: «Por descontado, estamos todos aquí». «Seguiremos aquí hasta el final. Éste es nuestro país. Somos fuertes en todos los frentes», ha añadido.

    «Si esta agresión ha conseguido algo, es reunir a la gente en torno al líder y la unidad de la nación, especialmente ahora», porque ven «un enemigo claro», ha dicho en referencia a la operación militar internacional con apoyo de la ONU cuyo fin es proteger a la población civil de los ataques de Gadafi.

    El ministro de Asuntos Exteriores libio, Musa Kusa, anunció este miércoles en Reino Unido que ha decidido no representar más al régimen libio como gesto de protesta por los bombardeos de Gadafi. Pero Ibrahim ha restado importancia a esta deserción: «No dependemos de personas concretas para liderar la lucha. Es una lucha de toda la nación, no depende de individuos o responsables concretos».

    El portavoz se ha negado a hacer más comentarios sobre este tema y ha dicho que el Gobierno emitirá un comunicado al respecto este mismo jueves. «Tenemos a millones de personas para llevar a cabo esta lucha. Si alguien se siente cansado, enfermo o exhausto, si quieren tomarse un descanso, son cosas que ocurren. No estoy confirmando nada», ha declarado.

    Por otro lado, Ibrahim ha negado que los bombardeos de la coalición hayan inclinado la balanza a favor de los rebeldes que quieren derrocar al líder libio o animado a los ciudadanos a luchar por el cambio.

    «No se está viendo que con los bombardeos que se están llevando a cabo contra todas y cada una de las ciudades libias la gente esté saliendo en masa para reclamar ningún cambio», ha afirmado. «¿Dónde hay una revolución popular? ¿Dónde están saliendo las tribus a la calle y diciéndole al líder ‘Váyase del país’? Tienen ustedes que interpretar las señales», ha añadido.

    El pacifismo de Alemania se convierte en un problema

    Fiodor Lukiánov

    Fiodor Lukiánov

    © RIA Novosti.

    12:35 31/03/2011
    Columna semanal por Fiodor Lukiánov*

    La votación en el Consejo de Seguridad de la ONU que sancionó la operación militar en Libia puede tener seria repercusión en la política europea.

    Mientras que la abstención de Rusia y China fue una agradable sorpresa para los promotores de la resolución, la de Alemania fue toda una sorpresa.

    Los aliados de la UE y la OTAN llegaron a acusar a Berlín de traicionar los ideales de solidaridad europeo-atlántica. Dentro de la propia Alemania también pudo observarse cierta perplejidad por el hecho de que el país se viera alineado con sus socios sino con los países del BRIC que se distanciaron de la operación militar libia.

    La política exterior alemana, que durante varios decenios siguió la trayectoria determinada en los 1950, está cambiando incluso independientemente de la voluntad de la cúpula dirigente.
    El modelo político de la segunda mitad del siglo XX en Europa Occidental partió de la necesidad de impedir catástrofes semejantes a las guerras de la primera mitad del mismo siglo.

    La tarea inicial de la OTAN y de la Comunidad Europea consistió en tener en un puño al instigador de las dos guerras mundiales, Alemania, con ayuda de las alianzas destinadas a prevenir cualquier desviación del curso político-militar dado.
    La única esfera en la que pudo realizar la expansión el país fue la económica. Alemania se aprovechó de ello convirtiéndose en el centro económico de la Europa que pronto se  unificó.

    La reunificación alemana, tras el fracaso del bloque socialista, despertó ciertas preocupaciones por parte de los países vecinos. La única posibilidad de contrarrestar el fortalecimiento de Alemania fue la de afianzar y ampliar las alianzas de las cuales formaba parte el país. Lo primero se logró tras convertir la UE y OTAN en las sedes de las políticas europea y mundial. Berlín empezó a ejercer con afán la función del principal socio de París, sirviendo los dos de propulsores de la integración: Alemania, desde el punto de vista económico, Francia, desde el político.

    Tras la caída de la URSS y desaparición de la amenaza soviética, EEUU apartó a un lado el asunto de la seguridad europea, pero participó en resolución de asuntos periféricos: desde Balcanes hasta el espacio post soviético.
    Los finales del siglo XX fueron la apoteosis del establecimiento del “nuevo orden” marcada por ampliación a gran escala de la UE y de la OTAN, el proyecto del euro como moneda comunitaria y por la guerra contra Yugoslavia.

    Alemania desempeñó un papel importante en todos aquellos procesos. Además, la campaña militar contra Milošević fue la primera operación militar de Bundeswehr después de la Segunda Guerra Mundial.

    Sin embargo, con la llegada del nuevo milenio la situación ha cambiado drásticamente. EUUU se ha olvidado de Europa, concentrándose en una serie de retos nuevos: Oriente Próximo, el terrorismo, y, por fin, el auge de Asia.

    Europa, por su parte, ha tocado el límite de ampliación e integración y se enfrenta a una perspectiva de retroceso combinado con el crecimiento de la influencia y de la ambición de los estados miembros que cada vez ven más complicado el proceso de coordinación política y la repartición de la carga económica.

    El gran cambio europeo es una manifestación de la erosión que destruye la estructura desde adentro y, a la vez, pone de manifiesto el cambio de la política tradicional alemana.

    Berlín se siente ahogado por procesos y obligaciones incompatibles o poco compatibles. La crisis del proyecto europeo requiere ayuda económica  y liderazgo político, y esto se espera, en primer lugar, del país más fuerte y poderoso de la  UE.

    Pero Alemania ya está desacostumbrada a ser líder. Y no es de extrañar, ya que toda la política europea de los últimos decenios tuvo como fin contener las ambiciones de Berlín.

    Y cuando Berlín se atreve a emprender pasos independientes, eso asusta a sus socios. Resulta que Alemania tiene que ser líder, pero actuar dentro del marco establecido por sus vecinos.

    Paralelamente va creciendo el descontento de la población alemana por la situación económica del país. Está cansada de ser el “bolsillo de Europa” y pagar las deudas de otros países irresponsables de la UE. Una manifestación de ello fueron las múltiples derrotas del partido oficial en las elecciones regionales.

    En mayo del año pasado Alemania consintió prestar ayuda económica a Grecia, lo que conllevó unos debates políticos intensos y fue la razón de la pérdida por la coalición oficial del poder en Renania del Norte-Westfalia a la que siguieron Hamburgo y Wurtemberg, controladas hasta este momento por la Unión Democrática Cristiana de Alemania desde la Segunda Guerra Mundial.
    Aunque las últimas elecciones han sido afectadas también por la avería de la central nuclear nipona, que perjudicó la reputación de las autoridades locales que estaban por seguir explotando la energía nuclear, lo de “parásitos económicos” también preocupa mucho a la rica Alemania del Sur.

    Para que la Unión Europea no se convierta en una zona de catástrofe económica es imprescindible una transformación interna radical que permita eliminar la brecha entre la interdependencia en el marco de la unión monetaria y la falta de una política económica coordinada entre los 17 miembros de la zona del euro.

    Y esto a su vez requiere voluntad política por parte de Alemania, su liderazgo, que es posible sólo a condición de que se establezca allí un gobierno fuerte y seguro.

    Pero tanto Alemania como Francia de Nicolas Sarkozy, quien luchará por la reelección en 2012, carecen de una fuerza política estable y segura. Y el intento de Sarkozy de ganarse unos puntos políticos con la guerra en el Norte de África se convirtió en la razón de una nueva ruptura con Berlín.
    Alemania es reacia a participar en la campaña militar de Libia debido a la extremamente baja popularidad de la operación militar dentro del país. El Gobierno todavía no puede explicar para qué se encuentran  las tropas de Alemania en Afganistán.

    Los que critican la abstención de Alemania en el curso de la votación, comentan, sin embargo, que Alemania hubiera podido apoyar la resolución de la ONU sin mandar tropas. Probablemente, la razón de una decisión no estándar son los problemas que experimentan los liberales, el socio menor de la coalición representado por el Vicecanciller de Alemania Guido Westerwelle, que busca la manera de atraer a los electores a todo coste, viendo caer su  rating (tres veces en un año y medio).

    Resulta irónico que los socios de Alemania estén descontentos con el éxito de su propia política. Llevaron los últimos cincuenta años intentando abatir el espíritu militarista de Alemania y ahora no entienden por qué no quiere participar en sus campañas militares.

    La posición de Alemania será el elemento determinante de la Unión Europea en los próximos años. De ella depende si la Europa unida deja de existir o vuelve a consolidarse modernizándose.

    Gadafi exhorta a los líderes de los países de la coalición occidental a dimitir inmediatamente de sus cargos

    Tema de actualidad: Sanciones internacionales contra el régimen de Gadafi

    Muamar Gadafi

    Muamar Gadafi

    © RIA Novosti

    21:54 31/03/2011
    El Cairo, 31 de marzo, RIA Novosti.
    • El líder libio, Muamar Gadafi, exhortó hoy a los líderes de los países de la coalición occidental que participa en la operación militar en Libia, a dimitir inmediatamente de sus cargos para detener el derramamiento de sangre.

    «Estos locos pretenden llevarnos a la Edad Media con la peligrosa guerra que han desencadenado. Lo que deben hacer es dimitir inmediatamente de sus cargos para detener el derramamiento de sangre y para que sus pueblos elijan a nuevos líderes respetuosos de las relaciones entre Estados», dijo Gadafi citado por la agencia estatal Jana.

    En caso contrario, agregó, el «mundo pronto será testigo de una terrible guerra entre musulmanes y cristianos».

    A mediados de febrero en Libia estalló una crisis interna que poco después adquirió rasgos de una guerra civil entre los partidarios y contrarios al régimen de Gadafi. Los choques armados han causado miles de muertos y más de 330.000 personas abandonaron el país.

    Ante esta situación, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el 17 de marzo una resolución que permite implementar una zona de exclusión aérea sobre Libia como medida para proteger a civiles e impedir que el Ejército libio someta a bombardeos las ciudades en manos de la oposición rebelde.

    Dos días después, el 19 de marzo, empezó una operación militar en Libia con la participación de EEUU, Reino Unido, Francia, Canadá, Bélgica, Italia, España, Dinamarca y Qatar.

    Este jueves, la OTAN asumió el mando total de las operaciones militares en Libia.

    Los rebeldes construyen su Estado de la nada

    Diplomáticos y profesionales se suman a la actividad política

    JUAN MIGUEL MUÑOZ (ENVIADO ESPECIAL) – Bengasi – 26/03/2011

    • Desde los cimientos. Los sublevados contra Muamar el Gadafi acometen una empresa descomunal, porque en Libia no se trata de derrocar a un dictador y a su camarilla corrupta, como en Túnez.

    No es cuestión de impulsar reformas democráticas bajo la tutela del Ejército, como en Egipto. En Libia, gestionada durante 41 años como una finca familiar por Gadafi, carente de Parlamento, partidos políticos, asociaciones civiles, y sin Ejército, el camino que emprenden los alzados contra el líder de la Yamahiriya -el Estado de las masas- adquiere tintes épicos.

    «Carecemos de experiencia», admite un portavoz del Consejo Nacional, el embrión de las instituciones políticas que pretenden instaurar para desembocar en el Estado laico y democrático que propugnan.

    Y tampoco abundan dirigentes capaces, curtidos y aceptados por los cinco millones de libios. La ruptura con el régimen ha de ser de raíz, un borrón y cuenta nueva que exige una condición sine qua non: la caída del tirano.

    • Los alzados intentan fundar instituciones en el erial creado por Gadafi

    La representación exterior es urgente para poder adquirir armamento

    Pocos años después del golpe del 1 de septiembre de 1969 -aplazado un día porque el designio del coronel coincidía con un concierto de la mítica cantante egipcia Um Kulsum-, el coronel que defenestró al rey Idris se retiró al desierto a meditar, parió el Libro Verde e implantó un modelo en el que los temidos Comités Revolucionarios ejercían como órganos omnipresentes de la dictadura.

    El 15 de febrero comenzó el vuelco. A partir de esa fecha, y en unas pocas jornadas, las sedes de los cuerpos de seguridad y determinados organismos oficiales -sin pillaje de propiedad privada- fueron arrasadas por el fuego. Fue lo más sencillo. Ahora deben construir en un país que desconoce el debate político.

    Sin tiempo que perder en un país que sufre la huida de cientos de miles de inmigrantes, la mano de obra de una economía que se hunde, los insurrectos anunciaron en Bengasi el nacimiento del Consejo Nacional: 31 personas, 18 de ellas en la clandestinidad, no sea que los Comités Revolucionarios, acusados ayer de la detención de cientos de personas en Zauiya y Trípoli, den con sus huesos.

    Ese Consejo se mostró, sin embargo, poco efectivo, amén de algunas disputas internas que emergieron a la hora de decidir si se negociaba alguna escapatoria para Gadafi. «El Consejo ha sido útil para mantener la cohesión.

    Es normal que al principio existan diferentes puntos de vista. No es fácil que todos acepten la autoridad del Consejo», comenta Mustafá Gheriani, incansable portavoz.

    Ahora, muchos diplomáticos, economistas y profesionales se están sumando a la actividad política. Necesitan con urgencia un Gobierno que les represente fuera de sus fronteras. «Así demostraremos al mundo que atravesamos un periodo transitorio que terminará con las elecciones», añade el vocero.

    Nadie mejor que los exiliados y los militares que se opusieron al sátrapa para que se abran puertas en las capitales europeas y en Washington. Sin esos nuevos vínculos es inviable adquirir armamento y firmar contratos petroleros.

    Gadafi ha tildado de «perros» a estos hombres -mujeres apenas aparecen en la vida política en una sociedad sumamente conservadora- que suscitan el consenso de los libios por haber purgado décadas en prisión o por proceder de la diáspora, de donde regresan desde hace pocas semanas.

    Mahmud Yibril apunta a primer ministro.

    Fue quien logró que Francia reconociera al Consejo Nacional como el Ejecutivo legítimo de Libia y quien intentó promover reformas desde el interior del régimen. Renunció asqueado.

    Tampoco confirmado oficialmente, Jalifa Hafter, más de 20 años de residencia en Estados Unidos, encabezaba el Ejército Nacional Libio, un movimiento armado de escaso éxito.

    Está libre de toda sospecha. Le besan los ancianos. Con seguridad ocupará la cartera de Defensa en el Gobierno de transición.

    Ali Tarhuni apunta a ministro de Hacienda. Licenciado en la Universidad de Washington, ha vivido ya muchos años en EE UU. Y Ali al Isaui se baraja con firmeza como jefe de la diplomacia.

    Era embajador en India hasta que dimitió nada más estallar la revolución. Como lo hizo Abdelfatah Yunis, camarada de Gadafi en el golpe de 1969, y que, según mandos militares, será jefe del Estado Mayor.

    Es solo el comienzo. Los escollos son enormes porque, además, la brecha generacional es patente entre estos líderes en ciernes -bien formados académicamente y políglotas- y una juventud que padece el deterioro de un sistema educativo que durante años prohibió la enseñanza del inglés o francés. «Lo más difícil», opina Gheriani, «es controlar a los jóvenes.

    No reconocen a Yunis como jefe militar, y tienen reservas sobre Mustafá Abdelyalil, presidente del Consejo Nacional», que supervisará al Gobierno provisional. Anticipó el jueves el coronel Ahmed Omar Bani que se fundará el nuevo Ejército Nacional Libio.

    También nacerá de la nada, o de los restos que queden tras los combates, que ayer continuaban en Misrata, al oeste del país, y en Ajdabiya, en la oriental Cirenaica.

    Trípoli, una ciudad a la espera

    Los habitantes de la capital aguardan la llegada de los rebeldes entre la escasez de gasolina y de víveres

    ÁLVARO DE CÓZAR (Trípoli) 26/03/2011

    Para bien o para mal, según el amor o el odio que se le profese al coronel Gadafi, Trípoli espera la llegada de las tropas rebeldes del este del país.
    Los opositores armados están aún muy lejos de la capital, pero los bombardeos de la coalición de fuerzas extranjerashan extendido la idea entre los tripolitanos de que pronto habrá batalla en las calles.
    La ciudad empieza a prepararse para ese momento.
    • «Si el pueblo sale a la calle no puede fallar esta vez», advierte un opositor

    Las colas para repostar eran ayer kilométricas en algunas estaciones de servicio. Había comenzado el racionamiento.

    Un centenar de conductores aguardaba bajo el sol durante horas para alimentar sus vehículos con un máximo de cinco dinares (unos tres euros), suficiente para llenar unos 30 litros de combustible. «Estos son los problemas que nos quieren causar, quieren que este país, que tiene petróleo, se quede sin él.

    Pero no podrán con nosotros ni los americanos, ni los ingleses ni los franceses», dijo un taxista golpeándose el mentón con el dorso de la mano en señal de desprecio.

    Tampoco hay pescado fresco. Los que faenaban en las costas libias eran egipcios y la mayoría huyeron en los primeros días del conflicto. El único pescado que llega es congelado, pero a pesar de ello, los partidarios de Gadafi que pasan por los puestos aseguran que no es así.

    «¿Es fresco?». «Sí», contestan, «mia, mia», expresión libia que puede traducirse como «al ciento por ciento» y que muchos usan para convencer de que en Trípoli no pasa absolutamente nada.

    Pero nada de «mia, mia». Las obras en algunos edificios que aspiraban a convertirse en los nuevos rascacielos de la ciudad se han parado y gran parte de los comercios están cerrados. Si uno da un paseo en coche por la ciudad tiene la sensación de estar atravesando una urbanización de vacaciones fuera de temporada.

    A un hotel de Trípoli llega un paquistaní que perdió su trabajo cuando sus compatriotas abandonaron el país y dejaron el negocio de compraventa de oro. «Usted me prometió la semana pasada que habría trabajo para mí», le dice al recepcionista en un pobre inglés.

    El empleado del hotel le explica que el viernes, día de rezo, no es el mejor momento para pedir trabajo y el paquistaní se marcha con la promesa de que habrá más suerte el sábado. «No conseguirá nada», dice el recepcionista luego, «no necesitamos tanto personal para atender a unos cuantos periodistas».

    En barrios como Tajura y Soug al Jumaa, al este de Trípoli, un ejército de jóvenes, intelectuales, médicos, abogados y otras profesiones liberales se prepara para tomar las calles en cuanto se sienta con fuerzas para afrontar a las milicias de Gadaf i.

    Estos se han hecho con fusiles y hacen ostentación de su fuerza en las calles disparando al aire en cuanto ven las cámaras de televisión. «Hay que tener paciencia», dice un ingeniero contrario al régimen, «el momento está cerca pero hay que ser muy precavidos. Si el pueblo sale a la calle no puede fallar esta vez. El golpe tiene que ser definitivo».

    «Hay mujeres que celebran los bombardeos», dice otro profesional disidente. «Están encerradas en casa por miedo, pero cuando llegan los bombardeos se ponen alegres y se habla de la libertad. Son muchos años de dictadura y han pasado muchas cosas horribles. Esto tiene que acabar ya».

    Al caer la noche, los jóvenes que apoyan a Gadafi vuelven a concentrarse en la plaza Verde para lanzar fuegos artificiales y retar a los aviones. La capital se ha convertido también en un escenario donde el régimen trata de representar un papel ante los medios de comunicación.

    Como viene siendo habitual desde que empezaron los bombardeos, el Gobierno llevó ayer a un centenar de periodistas para contarles una historia que carecía de sentido.

    Se trataba de una granja en Tajura que, según la versión oficial, había sido bombardeada. La casa, frente a un jardín con palmeras, estaba tal y como la habían dejado sus ocupantes cuando oyeron la sacudida. En la sala de estar, una televisión en el suelo, unos vasos de zumo volcados y unas cortinas descolgadas. Uno de los muros del porche había cedido unos centímetros y se podían observar claramente las grietas. Las paredes de la finca tenían cientos de agujeros de bala de pequeño calibre. La trayectoria de los proyectiles indicaba que los disparos habían sido hechos desde el tejado de la casa. En el jardín había un pequeño agujero junto a una palmera. Alrededor, los restos de la cola de un misil. Sin embargo, no había nada quemado. Ni una señal de la explosión. No se sabe a ciencia cierta lo que pasó, pero lo que es seguro es que la casa no presentaba evidencias de haber sido bombardeada.

    31 marzo, 2011 - Posted by | libia | ,

    1 comentario »

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      Comentarios por Mc/Davicine William | 28 May, 2011 | Responder


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