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Esta revolución es por dignidad

Enric González

Enric González

Revueltas en el mundo islámico

Martes, 08 de Marzo de 2011

2011 puede considerarse ya como el año de las revueltas, por el movimiento iniciado en el mundo árabe e islámico en lucha por la dignidad y la democracia.

Enric González, corresponsal de EL PAÍS en Jerusalén y uno de los periodistas que ha cubierto la revolución en Egipto, donde se encuentra en estos momentos, ha charlado con los lectores sobre este movimiento cívico y sus posibles consecuencias.

Esta revolución es por dignidad

La época del miedo ha terminado.- Las sociedades árabes aspiran a la libertad que les han negado unos dictadores ajenos a las aspiraciones de libertad de unas sociedades mayoritariamente jóvenes

ENRIC GONZÁLEZ – El Cairo – 06/03/2011

  • Estamos en el principio. Pero afecta a tal volumen de personas y territorio, entraña tantos posibles cambios políticos y geoestratégicos, tanto impacto potencial en la economía mundial, tanto desconcierto en las diplomacias, que cuesta imaginar que el siglo XXI depare muchos acontecimientos de este calado.

Llamar a lo que está ocurriendo «revolución árabe» resulta reductivo, porque puede acabar afectando a países no árabes como Irán. También es reductivo explicar la revolución por factores económicos, aunque existan. Las revoluciones se hacen por ideas y sentimientos, y la de ahora se alza como emblema la dignidad humana.

    ENTREVISTA DIGITAL – 08-03-2011

    • Un factor esencial de la revolución está siendo Internet y las redes sociales

    Otro elemento es que la propia sociedad se sentía humillada

    El 68% de los árabes tiene menos de 30 años y conoce la cultura occidental

    Los generales se colocaron al lado del pueblo y dejaron caer a los tiranos

    En Tahrir a nadie se le ocurrió quemar una bandera de EE UU

    La caída de Mubarak fue la señal de que los pueblos podían alzar la cabeza

    No es casual que el detonante fuera un suceso poderosamente metafórico. La historia de Mohamed Buaziz y su carrito de frutas ha dado la vuelta al mundo.

    El carrito de Buaziz, un joven de 26 años residente en Sidi Buzid (Túnez), fue confiscado por la policía. Ya le había ocurrido otras veces y con un pequeño soborno podía resolverlo. Pero cuando fue a quejarse, una funcionaria, Fadia Hamdi, le escupió a la cara. Eso, la humillación, fue lo que Buaziz no pudo soportar. Ese mismo día, 17 de diciembre de 2010, se prendió fuego.

    La desgracia de Buaziz conmovió a sus vecinos y provocó una primera manifestación. La indignación se extendió rápidamente al país entero. Conviene resaltar aquí otro factor esencial e innovador de la revolución: Internet y las redes sociales.

    Cuando casi ningún medio informativo internacional había recogido aún la inmolación del frutero y las incipientes revueltas tunecinas, muchos jóvenes en un país tan lejano como Jordania habían adoptado ya la foto de Buaziz como avatar. La cadena de televisión catarí Al Yazira recogió el suceso porque uno de sus periodistas se enteró a través de Facebook.

    Gracias al ciberespacio, los jóvenes árabes ignoraban las fronteras nacionales. El caso de Buaziz fue de inmediato asumido como propio por los vecinos argelinos. Y por los egipcios, muy sensibles desde el verano anterior.

    El 6 de junio de 2010, Jaled Said, de 28 años, fue detenido en Alejandría por dos policías de paisano que le golpearon hasta matarle, ante testigos. Varios jóvenes profesionales, bajo la cobertura del Premio Nobel de la Paz y dirigente opositor Mohamed el Baradei, crearon en Facebook un grupo llamado «Todos somos Jaled Said». En pocos días, el grupo congregó a cientos de miles de personas y se convirtió en el principal foco de oposición al régimen de Hosni Mubarak.

    La llama prendió de forma fulminante. A principios de enero, grandes manifestaciones agitaban las principales ciudades de Túnez y Argelia. En Egipto, mientras, la revolución se preparaba con minuciosidad. Wael Ghoneim, ejecutivo comercial de Google y uno de los creadores de «Todos somos Jaled Said», contó semanas más tarde que él y sus compañeros dedicaron las primeras semanas de enero a ensayar manifestaciones en barrios periféricos, estudiando convocatorias inmediatas y formas de despistar a la policía.

    Las revueltas magrebíes fueron generalmente interpretadas como protestas económicas. El presidente tunecino Zine El Abidine Ben Ali creyó que con una visita al hospital donde yacía el agonizante Buaziz (fallecido el 5 de enero) y con algunos subsidios para abaratar los alimentos bastaría para calmar los ánimos. Llevaba 24 años en el poder, había saqueado impunemente el país y estaba habituado a las llamadas revueltas del pan.Como el resto de los dictadores de la región, como los dirigentes y la opinión pública de los países más desarrollados, creía que la represión y el pan barato constituían formas infalibles de someter a las poblaciones árabes, ajenas a otra aspiración que ir sobreviviendo y sin capacidad para vivir en democracia.

    Ese es otro elemento importantísimo: la propia sociedad árabe se sentía indigna y humillada. Tras la descolonización, no había conocido otra cosa que derrotas frente a Israel, dictaduras bochornosas, represión, atraso social, miedo.

    Y desprecio, mucho desprecio por parte del resto del mundo. Aparentemente, lo único que importaba de los árabes era el petróleo, el gas y la «estabilidad» bajo regímenes tan infames como mimados por Europa y Estados Unidos.

    Aunque resulte obvio, hay que recordar además que la islamofobia existe. Especialmente tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, los musulmanes quedaron bajo sospecha permanente.

    Un árabe medio no es más religioso que un estadounidense medio, pero su religión se asocia con el integrismo y el terrorismo. En la ecuación occidental, lo que no era una dictadura «moderada» (eufemismo de sumisión a Washington), era Al Qaeda o subversión proiraní. El cóctel de humillaciones, internas y externas, contenía todos los ingredientes.

    Ahora, en 2011, el 68% de los árabes tienen menos de 30 años. Esta inmensa generación de muchachos y muchachas no conoció acontecimientos como la descolonización o la Guerra de los Seis Días, pero gracias a la televisión por satélite siempre estuvo en contacto con la cultura occidental.

    Vivieron el desastre de la invasión de Irak pero, además de sentir una intensa solidaridad con el sufrimiento de los iraquíes, quedaron marcados por una imagen de 2003: la de Sadam Husein, dictador todopoderoso, detenido en el sótano donde se ocultaba de forma miserable. Ese impacto visual les enseñó lo frágil que puede ser un tirano.

    «No tenemos miedo», gritaban los manifestantes en Túnez. Ben Ali no logró que el Ejército asumiera tareas represivas. En sociedades tan estáticas como las árabes, donde la educación y el trabajo raramente sirven para prosperar porque lo que cuenta es pertenecer a la élite del poder o arrimarse a ella, el Ejército constituye el principal ascensor social.

    Entre los mandos militares abunda la gente de procedencia humilde. Eso, unido al servicio militar obligatorio, por el que cada familia tiene a alguien de uniforme, explica en gran medida el respeto mutuo entre Ejército y sociedad civil. También es cierto que los generales suelen optar por despedir a un dictador acabado antes que arriesgar sus privilegios en batallas inciertas. Por eso algunos dictadores prefieren tropas mercenarias, caso de Libia, o ejércitos pequeños e ineficientes, caso de Arabia Saudí.

    Después de poner limitaciones adicionales al uso de Internet, después de cerrar escuelas y universidades, después de prometer que bajaría el pan y que no se presentaría a la reelección como presidente, Ben Ali no consiguió otra cosa que el recrudecimiento de las protestas y una inequívoca señal de despedida por parte de los militares. El 14 de enero cargó todo el dinero que cupo en las maletas y escapó a Arabia Saudí.

    Para entonces, los jóvenes egipcios ya habían fijado la fecha de la insurrección: el martes 25 de enero, festivo porque era, irónicamente, el Día de la Policía. La magnitud de las manifestaciones del 25 de enero en El Cairo, Alejandría y otras ciudades sorprendió a los propios organizadores.

    Mientras la televisión pública emitía películas y programas sobre gloriosas hazañas policiales, la policía cargaba contra la multitud. Hubo cuatro muertos y más de 500 detenidos.

    La espita de la furia estaba abierta. Para el viernes 28 se convocó una Jornada de la Iraque resultó asombrosa. Ese 28 de enero quedó claro que la caída de Mubarak era sólo cuestión de tiempo.

    Quizá nunca, en tiempos modernos, se registró una batalla tan dura y multitudinaria entre policía y manifestantes. Al caer la tarde, la policía había agotado ya los gases lacrimógenos y las balas de goma y empezaba a disparar fuego real. Mubarak ordenó al Ejército que interviniera y el jefe supremo de los militares, su viejo amigo el mariscal Mohamed Tantaui, respondió negativamente.

    La policía se retiró y las ciudades, bajo nubes de gas y sacudidas por tiroteos ocasionales, quedaron en manos de la gente.

    Mubarak recurrió a los trucos clásicos del manual del dictador árabe. Bloqueó los teléfonos móviles e Internet. Prometió que su hijo Gamal, multimillonario y heredero designado, no se presentaría a las elecciones presidenciales.

    Prometió que tampoco se presentaría él. Subió el sueldo de los funcionarios. Delegó «poderes de negociación» en un nuevo vicepresidente, Omar Suleimán, jefe de los servicios secretos, y cambió al primer ministro. Bajo mano, reconvirtió a la policía política en bandas de saqueadores y matones, con la esperanza de que los egipcios se horrorizaran ante el caos y le aceptaran como mal menor.

    El 11 de febrero, Hosni Mubarak, el hombre que desde 1981 garantizaba la «estabilidad» en Oriente Próximo y cooperaba en lo que hiciera falta con Israel, el presidente que en 2004 prometió que seguiría en el cargo mientras respirara, el gran amigo de Occidente, dimitió y escapó a escondidas a su residencia de Sharm el Sheij, junto al mar Rojo. Dejó a sus espaldas más de 300 cadáveres.

    El Ejército asumió el poder y garantizó que organizaría una rápida transición a la democracia. Hasta ahora, aunque mantiene el estado de excepción, no ha defraudado a los egipcios.

    Lo que más sorprendió a la opinión pública internacional fue que en la plaza de Tahrir se mezclaran hombres y mujeres, laicos y religiosos, jóvenes y ancianos, en una convivencia armónica. Que a nadie se le ocurriera quemar una bandera estadounidense. Que apostaran por la resistencia pacífica. Que pidieran cosas como libertad, democracia y justicia. Los tópicos fallaban uno a uno.

    Muchos siguen queriendo ver tras la revolución egipcia la amenaza de los Hermanos Musulmanes, la más influyente organización islámica en el planeta. Puede ser que acaben asumiendo el poder, pero su partido, Libertad y Justicia, ya está amenazado por dos escisiones, una juvenil y otra progresista, y su ideología básica es más conservadora y tolerante de lo que piensan los recelosos.

    La caída de Mubarak fue la señal definitiva: los árabes podían alzar la cabeza, conquistar la dignidad y asumir su propio destino. Para desmentir que el despertar árabe tuviera raíces exclusivamente económicas, el 14 de febrero, a través de Facebook, chiíes y suníes del rico emirato de Bahréin convirtieron céntrica la plaza de la Perla en símbolo de su rechazo al absoluto control de la dinastía Al Jalifa sobre la política del emirato. Son de la familia Al Jalifa: el rey, el jefe del Gobierno (40 años en el poder) y 11 ministros.

    El 24 de febrero, el Gobierno argelino dio el primer paso atrás ante la presión popular y acabó con 19 años de estado de excepción. El 26 de febrero comenzaron las manifestaciones en Omán, un pequeño reino que junto al vecino de enfrente, Irán, domina el vital estrecho de Ormuz. El mismo día, bautizado como Jornada de la Ira panárabe, hubo manifestaciones en Jordania, donde el rey Abdalá ya había tomado medidas preventivas (cambio de Gobierno, subvenciones a alimentos y gasolina), y en Irak, donde la policía mató a 12 personas.

    En Yemen, un país pobre, dividido y al borde del abismo, las protestas contra el dictador prooccidental Ali Abdalá Saleh (32 años en el poder) habían comenzado ya el 27 de enero.

    En Siria, paradigma de régimen represivo, en Arabia Saudí y en Irán, los conatos de revuelta han sido sofocados por el momento.

    Queda Libia, donde otro dictador anciano, decidido a que el país entero le acompañe en su caída, pelea contra la Historia. De los sucesos de Libia, los más violentos hasta ahora en la cadena de «intifadas», se informa en otras páginas. La gran revolución por la dignidad árabe no ha hecho más que empezar.

    Morgan

    1. 08/03/2011 – 11:39h.

    ¿Cree que es conveniente que EEUU intervenga unilateralmente en Libia?

    Mi conexión con Internet es tan poco fiable como las promesas de Gadafi. Espero que la cosa vaya funcionando. No, no creo conveniente una intervención unilateral. Tampoco una intervención directa de la OTAN. Lo que estamos viendo es feo, pero podríamos afearlo aún más.

    Alexis

    2. 08/03/2011 – 11:41h.

    Hola muy buenas tardes ¿Considera que la mano de Bin Laden está, de alguna manera, detrás de todo esto, como dicen algunos? Muchas Gracias

    Absolutamente no.

    María Die Rote

    3. 08/03/2011 – 11:44h.

    Las revoluciones por la dignidad son absolutamente necesarias, pero ¿qué ocurre después con los desplazados y los permanentemente empobrecidos?

    Los permanentemente empobrecidos los tenemos ya. Y los desplazados son inevitables de una forma u otra. Usted se refiere probablemente a los desplazados libios. La población egipcia crece a un ritmo cercano a los dos millones anuales y la economía egipcia, por mucho que mejore, no puede mantener en condiciones dignas a esa población. Muchos egipcios están desplazados en su propia casa.

    Alicia

    4. 08/03/2011 – 11:46h.

    Teniendo en cuenta que el régimen colaboracionista de Mubarak con Israel ha caído, ¿crees que pronto veremos al nuevo presidente egipcio levantando el bloqueo ilegal a Gaza? ¿Qué otras consecuencias podría conllevar la democratización de Egipto a sus vecinos palestinos?

    Respondo a esta pregunta por segunda vez; temo que antes ha habido algún problema. Espero que el levantamiento del bloqueo egipcio ocurra mucho antes de la elección presidencial. Eso aliviaría la situación de los palestinos de Gaza, pero no creo que la cambiara sustancialmente.

    María Cruz

    5. 08/03/2011 – 11:50h.

    Ahora que está en Oriente Próximo ¿ha cambiado su opinión sobre el conflicto palestino-israelí?

    Uno intenta aprender cada día. Mi opinión no ha cambiado de una forma radical, pero sí se ha modificado. Ahora me siento más predispuesto a tolerar los errores palestinos y menos predispuesto a tolerar los errores israelíes. Contemplar la injusticia de forma cotidiana tiene sus efectos. Israel tiene derecho a existir en paz. Ocurre, sin embargo, que tiene que poner algo más de su parte.

    carlos

    6. 08/03/2011 – 11:51h.

    Hola, ¿no ha habido demasiado optimismo en las primeras semanas de la revuelta? No entiendo cómo Obama, Merkel y cia salen a dar ánimos sabiendo que los rebeldes solo tienen 4 fusiles.

    Demasiado optimismo, demasiada confusión, demasiado interés en el petróleo. Quienes ahora abominan de Gadafi le abrazaban hace muy poco tiempo.

    Diego

    7. 08/03/2011 – 11:53h.

    Buenos días. ¿De verdad se puede equiparar estas revueltas con lo que supuso la revolución francesa para el mundo occidental?y si es así ¿avista algún Napoleón?

    Son cosas completamente distintas. Francia era uno de los países más avanzados del mundo. Eso no puede decirse de ningún país árabe. Aquí se intenta sobre todo recuperar el tiempo perdido.

    Mujeres

    8. 08/03/2011 – 11:56h.

    Hoy que es el Día de la Mujer, ¿cuál es su experiencia con las mujeres árabes? ¿qué opinión tiene de su papel en la sociedad?

    La posición de la mujer empieza a mejorar en las grandes ciudades egipcias. También en algunos ámbitos palestinos. Sólo empieza. Falta mucho. En el ámbito rural falta todo. Por eso resultaba casi embriagador el ambiente en la plaza de Tahrir: porque mostraba cómo podrían llegar a ser las cosas.

    Alicia

    9. 08/03/2011 – 12:00h.

    ¿Ha cambiado su concepción del mundo árabe desde que se iniciaron estas revueltas?

    No especialmente. Lo que está cambiando es la percepción que el mundo árabe tiene de sí mismo.

    Paul Atraides

    10. 08/03/2011 – 12:04h.

    ¿Se puede hablar de dictaduras o, más bien, de democracias «de baja intensidad» durante los mandatos de los presidentes Ben Ali en Túnez y Mubarak en Egipto?

    En Túnez y Egipto no existía ningún tipo de democracia. Egipto vive ahora bajo una absoluta dictadura militar y han mejorado algo las perspectivas, lo que da una idea de la situación anterior.

    Carlos

    11. 08/03/2011 – 12:09h.

    Si no estás de acuerdo con una intervención armada en Libia para detener a Gaddafi, ¿Qué medidas alternativas podrían tomarse? Garcias Enric

    Lo malo de los problemas que se dejan pudrir durante décadas es que carecen de solución rápida. Si redujéramos nuestra adicción al petróleo haríamos ya mucho. La cuestión básica es: ¿qué credibilidad tenemos (los de siempre, los países consumidores) para intervenir? Hay que ayudar a los refugiados, hay que aplicar presión diplomática y comercial y hay que tener un estómago fuerte para contemplar el colapso de lo que hemos ayudado a crear.

    Rosaisais

    12. 08/03/2011 – 12:11h.

    ¿Cree que estas revueltas puedan llegar a Jordania y Siria?

    Creo que sí. El régimen sirio es responsable de la matanza de Hama, en 1982, y resulta indefendible se mire como se mire. Ojalá las cosas cambien en Siria. En Jordania hay tensiones, pero la vida allí parece mucho más soportable.

    Harpo

    13. 08/03/2011 – 12:13h.

    Hola Enric, visto desde fuera parece que estamos ante un momento historico, desde dentro, ¿crees que los ciudadanos sienten también el «peso» de la historia o más bien sobreviven y ven los acontecimiento con cierta distancia como algo más de lo cotidiano? Muchas gracias.

    Segundo intento con esta pregunta. Los egipcios sienten un enorme orgullo por lo que han hecho y están haciendo, tras muchísimo tiempo, siglos, de humillación continua. Eso no es un peso, sino un impulso. La trascendencia de lo que ocurre se percibe en todas partes.

    Jose

    14. 08/03/2011 – 12:20h.

    ¿Qué posición están adoptando los líderes islámicos ante las revueltas? ¿De prudente espera o de activismo en primera fila de las revueltas?

    Me parece que los líderes islámicos están tan desconcertados como el resto del mundo.

    María José

    15. 08/03/2011 – 12:22h.

    ¿Qué tiene que decir sobre el papel de Internet y las redes sociales en estas revoluciones?

    A la vista de cómo funciona hoy Internet, parece aún más milagroso que unos cuantos cientos de jóvenes egipcios pudieran organizar la manifestación del 25 de enero a través de las redes sociales.

    Víctor

    16. 08/03/2011 – 12:25h.

    ¿Qué cree que piensan los árabes de la (no) reacción de Occidente?

    En general, creo que los árabes sólo esperan de Occidente que deje de interferir, que no se incline de forma tan humilde ante los intereses de Israel, que piense que en los países petroleros viven personas.

    Pepe1964

    17. 08/03/2011 – 12:26h.

    ¿Cómo viven y qué sentirán los israelitas con todo este «mayo francés» en el mundo islámico?

    Esta pregunta reaparece continuamente. Disculpen si la contesto demasiadas veces. Hay israelíes que ven este «mayo» con tanta esperanza como los árabes. La casta militar y política que domina el país siente un claro temor ante los cambios en el entorno.

    María

    18. 08/03/2011 – 12:28h.

    ¿Qué poso le deja la revolución egipcia, que ha estado cubriendo?

    He visto pocos acontecimientos tan hermosos. Habrá complicaciones, quizá desastres, pero lo ocurrido es imborrable.

    Jonathan

    19. 08/03/2011 – 12:30h.

    ¿Cuál cree que será el siguiente país árabe en unirse a las revoluciones?

    Ni idea. Pero creo que esto es una onda de largo alcance. Durará años. Puede parecer que el impulso se apaga y reiniciarse al cabo de meses.

    Mensaje de despedida

    Espero que haya llegado alguna respuesta. Las condiciones no han sido las mejores. Muchas gracias por la paciencia, y hasta la próxima.

    9 marzo, 2011 - Posted by | libia |

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